El transporte marítimo aglutina el 80 por ciento del comercio internacional: anualmente se mueven en barco cientos de millones de contenedores cargados de materiales que puedan acabar al fondo de los océanos por accidente.

Esto ha ocurrido después de que el buque Toconao con bandera de Liberia perdiera 26.250 kilos de pellets de plástico frente a las costas portuguesas: millones de diminutas bolitas llegaron a playas españolas de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco.

Según datos del Consejo Mundial del Transporte Marítimo (WSC) --asociación empresarial que reúne a grandes navieras del mundo-- entre 2008 y 2022 se perdieron en los océanos 1.566 contenedores al año. En 2022 la cifra bajó a 661 unidades de un total de 250 millones de contenedores transportados.

Otros accidentes graves han sido los del OnE OPUs, que en 2020 perdió más de 1.800 contenedores por condiciones meteorológicas adversas, y el Maersk Eseen, que por el mismo motivo perdió unos 750 contenedores en 2021.

¿Cómo repercute al medio ambiente?

En la mayoría de los casos, los contendedores que caen al agua terminan en el fondo del mar y su contenido termina llegando a la costa arrastrado por las corrientes marinas, ha explicado la responsable de Océanos de Greenpace España, Marta Martín-Borregón.

El mayor impacto es que los materiales de contenedores se degradan y empiezan a formar parte de la cadena trófica, un problema ambiental y de salud humana: nos terminamos "alimentado" con esos residuos. Muchos plásticos son comidos por aves y peces que luego mueren.

La problemática de los pellets

Los pellets son pequeñas bolitas de plástico que se usan como materia prima para elaborar todo tipo de productos. Se estima que en ese contenedor accidentado frente a Portugal iba 26 toneladas de pellets en 1.050 sacos provocando una marea de bolitas milimétricas. Aves y peces se las comen al confundirlas con huevos y el resto se acabarán desintegrando en microplásticos que se "colarán" por todas partes.

La Organización Marítima Internacional de la ONU trabaja para impulsar que los pellets sean calificados como material peligros y estén obligados a ser transportados en la bodega de los buques y nunca en cubierta, según la responsable de Greenpeace. También se recomienda reducir el consumo de plásticos en general. 

La gobernanza eurocomunitaria

La Comisión Europea (CE) señaló este martes que son las autoridades nacionales de cada país las encargadas de gestionar los vertidos de pellets, mientras Bruselas trabaja en medias a medio y largo plazo para reducir la contaminación por microplásticos.

El Ejecutivo comunitario propuso el pasado octubre un reglamento para limitar los vertidos y reducir la contaminación por microplásticos, que aún debe negociarse por Consejo de la UE y Parlamento Europeo.

La iniciativa se enmarca en el Plan de Acción Contaminación Cero adoptado en 2021 por la Comisión, que aspira a reducir un 30 por ciento la cantidad de microplásticos que se liberan al medioambiente, los cuales se usan para relleno granular en superficies deportivas de césped artificial, cosméticos, detergentes, suavizantes de telas, purpurina, fertilizantes y productos fitosanitarios, juguetes, medicamentos o dispositivos médicos.

Reacciones políticas

Los eurodiputados socialistas españoles César Luena y Nicolás González Casares solicitan al Ejecutivo comunitario europeo que active "un protocolo europeo para frenar la contaminación por pellets que ya afecta a varios Estados de la UE", pues parece que los pellets están apareciendo también en las costas francesas.

Ambos eurodiputados también han pedido una reunión "urgente" con el comisario europeo de Medioambiente, Virginijus Sinkevicius, ante "la descoordinación de la Xunta y la negación de una situación de emergencia por contaminación". Izquierda Unida, a través del eurodiputado Manu Pineda, ha reclamado a la Comisión que investigue la gestión de la Xunta en el vertido.