En casi todas las aventuras fantásticas los personajes cazan para comer. ¿Pero qué pasaría si, en lugar de conejos, ciervos y otros animalitos del estilo, cazaran monstruos? Esa es la premisa de Dungeon Neshi (Tragones y mazmorras en español, Delicious in dungeon en inglés), un manga de la japonesa Ryōko Kui cuya adaptación para la pantalla acaba de llegar a Netflix a razón de un episodio nuevo cada jueves.

La traducción española del título es inusualmente apropiada: toda la serie se siente como una partida de Dungeons & Dragons en la que un director de juego puntilloso con las reglas de carga y alimentación se fundiera con uno dispuesto a tirar las side quests por la ventana. La serie sigue las peripecias de Laios (un guerrero), Chilchuck (un halfling rogue) y Marcille (una hechicera) para rescatar a la hermana del primero de la panza de un dragón y así resucitarla.

El problema que enfrenta la party es que no tienen un mango para comprar provisiones y deciden -muy a pesar de Marcille- alimentarse de lo que encuentren en el particular ecosistema de los dungeons. Para su fortuna encuentran a Senshi, un enano apasionado por la cultura culinaria dungeonera que conoce perfectamente técnicas, puntos de cocción y características nutritivas de mandrágoras, murciélagos gigantes, plantas comehombres y casi cualquier bicho de monstruario que se pueda pensar.

Este título, toda una curiosidad, supo estar entre los cien más vendidos de Japón en 2014 y 2015. Más allá de las ocasionales peleas contra el monstruo de turno (que sostienen las ideas de que todo bicho que camine/vuele/repte va a parar al asador; y de que, ante la duda, todo tiene gusto a pollo), lo más interesante es que Tragones y mazmorras se centra mucho en los momentos cotidianos de los personajes, antes que en la épica. Eso aporta un bienvenido cambio de aire si se la compara con otras series de fantasía épica en ésta y otras plataformas.

Aún más, la idea de desarrollar la historia en paralelo a un libro de cocina (y el de hechizos) que cargan el protagonista y la hechicera vuelve más orgánicos y mejor integrados algunos recursos del manga y del animé, en especial el del típico gráfico explicativo de datos circunstanciales, tan común como embolante en la narrativa nipona.

Al momento de escribir estas líneas, la adaptación de la productora Trigger para Netflix lleva lanzados sólo dos capítulos, pero de momento ya tiene un tono de relato claro y una tendencia bien marcada (casi una promesa) de que se concentrará en el desarrollo de personajes, un buen humor simpático (aunque no desternillante) y un montón de fanservice para el rolero más fanático: el dragón a derrotar como enemigo final es rojo, obviamente, y ya en el segundo capítulo los personajes cazan una cockatrice y cosechan mandrágoras.

Dungeon Neshi es una serie ideal para el verano: ligera, graciosa y pensada para tocar el corazoncito fantasy del rolero. Como un vermouth antes de agarrar los dados en una larga noche de verano.


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