La legitimidad social construida por Javier Milei se explica por un conjunto variopinto de elementos, y uno de ellos es la conquista del terreno de las plataformas. Sí, aquellas que impulsaron movilizaciones callejeras como el #NiUnaMenos o la lucha por el aborto, legal, seguro y gratuito hoy son territorio de disputa y ocupación por parte de la ultra-derecha.

Natalia Aruguete, investigadora de medios de comunicación, redes sociales y polarización política, plantea que una de las características nodales de la comunicación digital del gobierno actual es la centralización: “Las piezas discursivas surgen en un círculo muy pequeño. Lo que logran así es un absoluto control de aquellas cuentas que van a ser observadas, no solamente por sus seguidores, sino también por los periodistas”.

Según la especialista, esto genera una captación plena de la agenda por parte del sistema político y de gobierno, alrededor de la cual orbitan los medios de comunicación y la ciudadanía. Sin embargo, esta comunicación digitalizada y algoritmizada no solamente actúa como medio de difusión. La profesora de la Universidad Nacional de Quilmes sostiene que el primer mandatario empezó a gustar desde sus inicios “en sus estéticas, en sus formulaciones y en sus construcciones discursivas refiriéndose a la realidad política argentina porque logró procesos de subjetivación específicos en el territorio digital”. La libertad, la individualidad, el amateurismo, el emprendedurismo y el “mejorismo” ―término desarrollado por el sociólogo Pablo Semán― son algunos de los núcleos de sentido que se profundizaron luego de la pandemia: cada uno puede mejorar por sí mismo sin necesidad de los otros, por sus propios méritos, y todo estorbo ―como “el Estado”― debe ser removido.

Otro de los aspectos que caracterizan al contexto es la “polarización afectiva”, donde lo que se acrecentó, según la investigadora, es la intensidad de la distancia que nos aleja de los otros a partir de un ensanchamiento del espectro ideológico. Esta expansión se explica por la emergencia del libertarianismo en la extrema derecha y la reubicación del resto de los espacios políticos a partir de ese corrimiento. “Las distinciones políticas aumentan en su intensidad y a esto se le suma que las emociones están profundamente exaltadas”, analiza.

“Hay una tendencia a la individualización en la relación con la política, con la información, con la sociedad y con la cultura porque lo que cada uno ve en su pantalla está acoplado a su perfil algorítmico y genera un consumo individualizante que produce aislamiento”, refuerza, por su parte, Mariano Caputo. El comunicólogo, investigador y docente enfatiza que no es un proceso que atraviese solo a los jóvenes, pero “esta generación de adolescentes empezó a relacionarse con la vida social y política no a través de los medios masivos de comunicación del siglo XX, sino a través de las plataformas, lo cual implica un conjunto de transformaciones en la manera en que un joven se informa y construye su concepción acerca de lo que es común, de lo que es público, de lo que es privado y de lo que es propio”.

En ese sentido, dice, “hay una transformación del orden del lenguaje, de la manera de relacionarse con la política y con la argumentación que tiene que ver con la brevedad, con el formato de alto impacto del reel”. Ese proceso se conjuga eficazmente con el crecimiento del referente libertario pero no solo “porque grita más o porque sus videos son exitosos, sino también porque en Milei hay una fuerte apuesta del individuo solitario que compite en una economía globalizada”. La lógica costo-beneficio se extiende cada vez más en las aulas argentinas: “El dinero ― cómo ganarlo, con o sin esfuerzo― se transforma en objeto de deseo de quienes están por terminar el secundario”.

Para Caputo, la persistencia de una inflación elevada cumple un rol educativo: sin necesidad de profesor alguno, un adolescente aprende que un billete de mil pesos valdrá cada vez menos en función del paso del tiempo. La plata no se puede guardar y las plataformas le proveen al usuario-adolescente múltiples posibilidades de invertirla. La masificación de las apuestas deportivas online y las billeteras virtuales son algunos ejemplos. De esta manera, la plataformización, la lógica del cálculo financiero y la idea de “hacerse a uno mismo” en esa selva son el terreno fértil donde se ramifica el pensamiento libertario.

La masculinización de ese territorio es otro aspecto importante. Distintas encuestas publicadas el año pasado durante la campaña advirtieron que 6 de cada 10 votantes de Milei son varones. Responde a una tendencia mundial: según una investigación reciente de la consultora Gallup, en Estados Unidos las mujeres de 18 a 30 años son un 30 por ciento más progresistas/liberales que sus pares masculinos, y los datos se replican en muchos países.

En varios de sus textos, la doctora en Letras Natalí Incaminato trazó puentes entre esa variable y el crecimiento de influencers y youtubers varones en redes sociales con rasgos anti-feministas. “El tipo de liderazgo y de intervenciones que realiza Milei son más atractivas para cierto tipo de masculinidad y de virilidad por esta cosa de señalar a un chivo expiatorio, por esta cosa de la grandilocuencia, de la megalomanía, de ofrecer una suerte de comunidad posible, de un nosotros, valiéndose del enojo”, escribió en abril de 2023 en Página 12. Internet jugó un rol fundamental en la construcción de esas identificaciones que dan cuenta de nuevos sujetos, nuevas racionalidades y formas de habitar el mundo.