Este año la cosecha agrícola sería la segunda mejor de la historia argentina, pero los factores climáticos y la tendencia a la baja de los precios en los mercados internacionales obligan a ser más cautos en las proyecciones. Los precios se "normalizaron" al concluir la pospandemia y los efectos de la guerra ruso-ucraniana, y ahora se ubican en mínimos en los últimos dos a tres años. La cosecha local de maíz alcanzará un récord histórico de 59 millones de toneladas, según la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), pero restará ver el efecto de las lluvias este fin de semana para ajustar los 52 millones estimados en soja.
Por el contrario, las exportaciones industriales no atraviesan una coyuntura favorable: tras la devaluación de diciembre, la aceleración inflacionaria devoró cualquier ilusión de mejora en la competitividad del sector.
Las primeras proyecciones de la cosecha 2023-24 de la BCR apuntaban 137 millones de toneladas, levemente por debajo de los 140 millones en 2018-19, que fue la mayor de la historia. Esto debería aportar casi 10.000 millones de dólares más al Banco Central este año respecto del anterior, afectado por la sequía.
Sin embargo, algunas estimaciones empiezan a ser revisadas. Es que el precio internacional de la soja cayó a su nivel más bajo en los últimos dos años y el del maíz al menor de las últimas tres temporadas en el Mercado de Chicago, plaza de referencia a nivel mundial.
La caída obedece a mejores estimaciones de producción en Estados Unidos -donde el stock de granos sería de los más altos también desde 2018- y a la abundante cosecha esperada en Argentina y Brasil, según el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). Para el maíz se espera la mejor cosecha de la historia a nivel mundial, “lo cual presionaría las cotizaciones que al parecer aún no llegan a tocar fondo”, indica la BCR: justo en el año que Argentina tendrá una cosecha récord.
El rumbo hacia niveles “normales” de precios parece claro luego de las exorbitantes cotizaciones de las commodities en la post pandemia y la guerra ruso ucraniana. "Los precios esperados para el maíz y la soja, que son los cultivos que se van a cosechar ahora a partir de marzo, están un 30 por ciento por debajo del valor hace un año atrás”, indicó este diario Javier Preciado Patiño, director de RIA Consultores. La soja cerró la primera semana de febrero en 435 dólares la tonelada, lo que implicó una caída de 18 dólares desde comienzos de diciembre, mientras el maíz cerró en 169 dólares y el trigo en 219 dólares la tonelada (también el menor valor en tres años).
Las condiciones climáticas tampoco jugaron a favor en los últimos quince días, aproximadamente, que duró la ola de calor. Los cultivos obviamente se resintieron. “En un breve lapso, la región pasó de tener reservas abundantes a óptimas en el 60 por ciento del área, a una situación de sequía en el 47 por ciento”, advirtió la BCR en su último Informe Semanal del 9 de febrero.
En ese sentido, será clave cuánto llueva este fin de semana y la semana entrante, y si la performance pluvial es pareja en el territorio. “Está lloviendo hace unos días en el sudeste bonaerense, este de La Pampa, y ahora en la zona centro Córdoba, sur y centro de Santa Fe”, detalló Preciado Patiño. “Los pronósticos indican que la inestabilidad climática continuará, con lluvias intermitentes en el corto plazo y pronósticos de precipitaciones más generalizadas para el sábado y nuevamente el lunes. Este patrón de lluvias podría ser clave para la recuperación de los cultivos, especialmente si se mantienen durante la segunda semana de febrero”, indicó la BCR.
Por otro lado, el informe de la Bolsa de Rosario señala como factores condicionantes para las decisiones de siembra “la incertidumbre productiva y comercial en un contexto de cambios fuertes en las reglas de juego en cortos períodos", y "un derrotero abrupto y continuado de las cotizaciones internacionales”.
La cobertura de precios para exportación de commodities en Argentina se realiza a través de los contratos forward, que convienen un precio para la venta a futuro. “Mientras la exportación pasó a cursarse 80 por ciento al dólar oficial y 20 por ciento Contado con Liquidación, los forward seguían pactándose al dólar oficial, por eso cayó mucho la demanda”, explicó Preciado Patiño.
En sintonía, los datos de la BCR muestran que las compras de granos para la exportación tanto de soja como de maíz se mantienen muy por debajo de los promedios históricos: “el nivel más bajo del cual se tenga registro a esta altura del año” en el caso de la soja y “por detrás de la media de las últimas cinco campañas” en el maíz. El problema de los contrato forward debiera solucionarse en el corto plazo, y una nueva devaluación de la moneda -como se espera- previo a la cosecha gruesa de soja en marzo-mayo empujará las exportaciones del sector.
Industriales menos competitivos
La revalorización oficial del dólar de 118 por ciento ocurrida en diciembre de 2023, además de hundir el poder adquisitivo de los salarios, se supone que “debería haber mejorado las ganancias de las industrias y su competitividad exportadora”. Sin embargo, “la inflación en los productos industriales fue mayor que el promedio y por lo tanto los efectos de la devaluación en términos de la competitividad se diluyeron rápidamente”, destacó un informe publicado recientemente por el Departamento de Economía Política del Centro Cultural de la Cooperación, realizado por los investigadores Anahí Rampinini y Lisandro Mondino.
Los investigadores calcularon un Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral (ITCRM) Industrial de Exportación para la economía argentina, el cual según lo proyectado para los primeros meses de 2024, “llegará a los valores más bajos desde diciembre 2015”. Si se sostiene el actual ritmo inflacionario, las proyecciones revelan que la competitividad industrial empeorará rápidamente. Rampinini y Mondino además compararon el ITCRM Industrial de Exportación con el índice general que calcula el Banco Central y encontraron que se encuentra “considerablemente más apreciado” y que “en los últimos años esa brecha se ha ampliado continuamente”.
“Esto se explica principalmente por la evolución de los precios mayoristas de ciertos sectores por sobre el nivel general” de precios (IPC) de la economía. A saber: máquinas y aparatos eléctricos, productos químicos, caucho y plástico, papel, automotriz, productos metálicos y minerales no metálicos. Es decir, “sectores con alta participación de productos importados”, sostiene el informe. De allí el tiro en el pie que significó la devaluación para la competitividad industrial. Rampinini señaló a este diario que “también en sectores concentrados de insumos difundidos, como el papel, vidrio y metalmecánica encontramos aumentos superiores que el IPC” que atentaron contra una mejora en la competitividad.