La Municipalidad de La Plata informó el hallazgo de otras 2.000 bolsas con restos óseos, las cuales se suman a los más de 500 ataúdes y 200 bolsas hallados la semana pasada en diversas dependencias del cementerio municipal. La auditoria en edificios públicos fue impulsada desde el Poder Ejecutivo local.

El hallazgo ocurrió en la parte superior de una de las galerías principales del Cementerio de La Plata, cuyos accesos se encontraban sellados, a excepción de una ventana ubicada aproximadamente a 10 metros del suelo.

La Justicia recibió la denuncia y deberá investigar la identidad de los cadáveres hallados.

"Cuando asumí el Gobierno municipal ordené una auditoría interna de la planta del personal, de los edificios municipales y un relevamiento del estado de la ciudad", explicó el intendente Julio Alak en su cuenta de X.

Asimismo, el jefe comunal precisó: "En el caso del Cementerio Municipal, la auditoría interna determinó en una primera etapa un macabro hallazgo: 501 ataúdes y más de 200 bolsas con restos de personas sin identificar".

"Entre la presentación de la denuncia realizada el martes 20/2 y la ratificación del viernes 23/2, se registró el hallazgo de más restos humanos colocados irregularmente en diversas dependencias en mal estado que permanecían cerradas o clausuradas", precisó.

Por ese motivo, el ejecutivo municipal decidió ampliar la denuncia penal iniciada ante la UFI N°15 para esclarecer los hechos y las responsabilidades del caso.

Los hechos denunciados "violan la ordenanza número 7638/1990 y numerosos tipos penales, como también una mínima ética humanitaria", completó Alak.

Cómo fueron los primeros hallazgos en el Cementerio de La Plata

La primera denuncia radicada por autoridades locales se efectuó luego de que trabajadores se encontraran con 501 ataúdes y 200 bolsas con restos humanos en el cementerio durante un procedimiento realizado en conjunto con la Dirección Provincial de Registro de Personas Desaparecidas.

Según se constató, había bolsas de residuos negras con huesos humanos y féretros apilados unos sobre otros sin identificación en cuatro depósitos del cementerio, sitios en pésimo estado de conservación que no eran morgues ni estaban destinados a albergar cadáveres ni restos de personas.

Los depósitos relevados, de los que brotaban olores nauseabundos y en uno de los casos estaba inundado, no tenían la estructura necesaria para la correcta conservación de cadáveres, como suelen estarlo las morgues. Además, tampoco estaban destinados a la conservación de restos óseos humanos, según informó el municipio.

Los ataúdes encontrados no poseían identificación alguna.

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