Guadalupe Bargiela tiene 22 años. Es ciega de nacimiento. Pero cuando se define, prefiere hacerlo antes como una militante peronista, actualmente en la organización Orgullo Disca, y estudiante de Derecho de la Universidad de La Matanza. “No soy mi discapacidad”, dice. Guadalupe también fue una de las 170 personas despedidas de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDIS), organismo donde, aseguró, hubo “listas negras” a la hora de pasar el filo de la motosierra neoliberal. Entrevistada por Víctor Hugo Morales, asegura que tiene la “obligación moral” de salir a hablar.

A mí no me importa mi camino personal, ni la meritocracia, sino el camino colectivo. Yo soy una privilegiada que tiene autonomía. Hay un montón de compañeros que están en sus casas, que no tienen laburo, no tienen una computadora, no tienen braille. Yo tengo una obligación moral de estar acá y defender a todo un colectivo”, dice, sin rodeos, desde los estudios de AM750.

Consultada por los últimos despidos en la ANDIS, explica que no le sorprendió. “En nuestro organismo hay un vaciamiento de cuajo. No nos sorprende del neoliberalismo fascista del presidente Javier Milei”. Pero, como estudiante de derecho que es, asegura que este vaciamiento genera una situación compleja: “Es un avasallamiento a los Derechos Humanos, así como a un montón de cuestiones de la Constitución Nacional”.

De todos modos, para Guadalupe va más allá de una cuestión estrictamente constitucional y del derecho. Va más allá: “Sobre todo, es un avasallamiento en cuanto a las barreras de las personas con discapacidad. No es victimización, sino que tenemos un montón de barreras porque hay un montón de discriminación que nos avasalla y son constitutivas de cómo vamos a actuar en consecuencia de eso”.

Por eso, cuando intenta se pone a buscar los motivos que hay detrás de este vaciamiento y de la agresión del Gobierno a este sector, explica que, para ella, se trata de la intención de Milei de encontrar “enemigos internos”. “Ahora la casta son las personas con discapacidad. Las personas trans a las que el INADI ayudaba. Son los jubilados. Son las personas pobres, migrantes, laburantes que toman trenes todos los días”, cuestiona Guadalupe.

Y, en una interpelación directa al Presidente y como militante peronista que “creyó que la democracia era, siempre, una fiesta”, añade: “No, Milei, la casta es otra. Es el empresariado, es Milei, es Macri. Lamento mucho que la sociedad votara a este tipo. Porque él en campaña decía muy bien el ajuste que iba a ser. Yo me pregunto cuál fue nuestra falla comunicacional”.

Finalmente, en lo que es una larga entrevista, Guadalupe deja una reflexión general: “Yo creo que la discapacidad es una identidad política. Somos sujetos de derecho. Somos personas. Tiene que ser reconocida como una identidad de orgullo, como lo es el orgullo LGBT. No solo como una identidad de prestaciones. Sino pensarla como un sujeto político de la ciudadanía. Tenemos voz, podemos hablar. Yo no soy mi discapacidad. Yo no soy la ciega. Yo soy la persona a la que le gusta la política, que trata de instruirse”.