El presidente Javier Milei abrió este viernes a última hora las sesiones en el Congreso. Durante algo más de una hora leyó un discurso -gran parte escuchado en otras oportunidades- en el que hubo pocas sorpresas en el plano económico. Se repitió el relato sobre la peor herencia y la necesidad de avanzar por el camino de un ajuste fiscal “innegociable” como única salida a la “decadencia” del país. Se mencionó que se enviarán al Congreso algunos proyectos de Ley que Milei llamó “anticasta”. También se buscó un acercamiento con los gobernadores al convocarlos a firmar el Pacto de Mayo e implementar 10 reformas estructurales para la Argentina.

En el plano económico durante todo el viernes habían circulado varios rumores sobre lo que iba a anunciarse por la noche. Entre los inversores se había especulado con decisiones de alto impacto: el anuncio de la unificación cambiaria y la puesta en marcha de un esquema de competencias de monedas. Sin embargo, nada de esto estuvo ni cerca en el discurso que leyó Milei en el Congreso.

Una gran parte del mensaje fue un refrito de lo que suele plantear en otros eventos, en el que se presentan números en cataratas para demostrar las supuestas bondades de los mercados libres. Un mensaje siempre presentado con la lógica de las sagradas escrituras, en las que existe un orden inmutable y sobrehumano que deben seguir las sociedades para salir del estancamiento y poder prosperar. Una lógica en la que parecen no existir otras opciones ni caminos alternativos a los del ajuste.

Entre los elementos que repitió en el plano económico estuvo la idea de la herencia explosiva con la que asumió el nuevo gobierno en diciembre pasado. Se aseguró que fue la peor en la historia del país, y se celebró que en los últimos dos meses y medio se pudo dar varios pasos para empezar a reducir los desequilibrios.

En este punto, Milei puso el énfasis en la puesta en marcha de “la motosierra” (o sea, de un recorte fiscal sin rodeos), que “por primera vez recae sobre la política y no sobre el sector privado”. Se trata de un punto realmente debatible si se revisan algunos pocos datos como el de la caída real de las jubilaciones en enero, por mencionar alguno de los sectores más castigados en términos distributivos. El dato no altera el relato. Milei igual insistió en que “si bien hubo licuación, hubo mucha más motosierra”.

Para el gobierno, el elemento fiscal es la madre de todas las batallas. El presidente repitió otra vez que “el déficit fiscal es el motivo de la decadencia de los últimos 100 años” y la principal misión de su gobierno es erradicarlo junto con la emisión monetaria del Banco Central que financia “la orgía de gastos” del sector público.

Sobre este último punto de la emisión monetaria, Milei aseguró que es la principal explicación de la inflación y desde que asumió el nuevo gobierno se le puso un freno, al mismo tiempo que comenzó a sanearse el balance del Banco Central. “La autoridad monetaria compró casi 9 mil millones de dólares en los mercados cambiarios, mientras los agregados monetarios amplios volvieron a su promedio histórico”.

Para Milei esto explicó la reducción del dólar blue, la caída de la brecha cambiaria, la suba de las acciones, la baja del riesgo país y el aumento de los bonos. También aseguró que con esta política la inflación seguirá bajando en los próximos meses y que “la salida del cepo empieza a estar cada vez más cerca”. Pese a las especulaciones del mercado, no adelantó fechas ni estrategias para implementar un nuevo plan cambiario.

Aunque no se presentó en detalle, el gobierno parece que intentará reflotar el proyecto de Ley de Bases. En una parte de su discurso Milei dijo que enviará al Congreso un nuevo paquete de leyes que llamó “anticasta”. Sin mucho detalle, mencionó algunas medidas vinculadas a terminar con beneficios de la política, junto con otras leyes vinculadas a los gremios y otras a temas de corrupción.

Por ejemplo, el gobierno buscaría incluir en las propuestas la eliminación de las jubilaciones de privilegio para presidentes y vicepresidentes, se obligaría a los sindicatos a elegir autoridades con tope para poder ser reelegido y cambiarían las lógicas de los convenios colectivos de trabajo sectoriales. También se buscaría impedir que una persona condenada por corrupción en segunda instancia quede inhabilitada para poder presentarse como candidato a elecciones nacionales.

Otros puntos en los que Milei consideró que pretende avanzar es que buscaría reducir los contratos de los asesores de diputados y senadores del Congreso, intentaría descontar la jornada del sueldo a los empleados del estado que realicen paro y se dejaría de ofrecer financiamiento a los funcionarios. 

Además, se mencionó otra medida que había trascendido en los últimos días sobre la emisión monetaria. Planteó que buscaría penalizar y tratar como un delito de lesa humanidad a los funcionarios que aprueben un presupuesto que deba ser financiado con emisión del Banco Central.

“Si nos encontramos con un obstáculo no vamos a dar marcha atrás, sino que vamos a seguir acelerando. Estamos en un punto de inflexión”, aseguró Milei. Y repitió una de sus frases de cabecera: “todo lo que se probó fracasó, no quedan opciones, es necesario hacer algo diametralmente distinto a lo que se hizo en el pasado”.

A pesar de estas declaraciones, en el cierre del mensaje de apertura de las sesiones del Congreso intento dar un giro para abrir un canal de negociación con los gobernadores. Una situación en la cual no es claro si sólo tiene ribetes discursivos o existe una intención concreta por detrás. “Quiero extenderles una invitación (a los gobernadores), para que nos encontremos el 25 de mayo para firmar el Pacto de Mayo que establezca 10 principios claves para el nuevo orden económico argentino”. Los gobernadores tendrían alivios fiscales si participan de esta convocatoria, según se planteó.

Entre los diez puntos que Milei consideró como “un nuevo pacto fundacional para la Argentina” figuran los siguientes.  La inviolabilidad de la propiedad privada; el equilibrio fiscal innegociable; la reducción del gasto público a niveles históricos, en torno al 25 por ciento del Producto Bruto Interno; y una reforma tributaria que reduzca la presión impositiva, simplifique la vida de los argentinos y promueva el comercio.

También la rediscusión de la coparticipación federal de impuestos para terminar para siempre con el modelo extorsivo actual; un compromiso de las provincias de avanzar en la explotación de los recursos naturales del país; una reforma laboral moderna que promueva el trabajo formal; una reforma previsional que le dé sustentabilidad al sistema, respete a quienes aportaron y permita, a quienes prefieran, suscribirse a un sistema privado de jubilación; una reforma política estructural que modifique el sistema actual y vuelva a alinear los intereses de los representantes y los representados; y la apertura al comercio internacional, de manera que la Argentina vuelva a ser una protagonista del mercado global.