Una pecesita fuera del cóctel. En el comienzo de Palm Royale (estreno reciente de Apple TV+) se ve a una mujer colarse en el reducto que le da nombre a la serie. Tras trepar a una pared, la intrusa bebe su Grasshopper al pie de la pileta, rinde pleitesía a las damas de otra mesa, para luego ser expulsada “del último santuario de los Estados Unidos”. Y no es la única persona con una fachada dentro de ese ámbito soleado donde mandan el espíritu lounge, los caniches y las miradas altivas. Los diez episodios relatan el itinerario de esta artista de la estafa como si fuera una versión de Amas de casa desesperadas situada en 1969 o The Stepford Wives sin cyborgs. “Subvertimos un poco las cosas, las presentamos de modo superficial y juguetona, pero por lo bajo estamos diciendo otra más profunda”, asegura su productora Jayme Lemons en una conferencia de prensa de la que participó Página/12 con parte del elenco y responsables de la serie.

“Cuando llegás a Palm Beach, pensás que sos la más vieja y la más rica, hasta que te das cuenta que sos la más joven y la más pobre”. Las palabras de Maxine Simmons (Kristen Wiig de Damas en guerra) resuenan en esta adaptación de la novela Mr. And Mrs. American Pie de Juliet McDaniel. La protagonista hará todo lo necesario para ser parte del “club más exclusivo del planeta”, aunque no cuente con los 30 mil dólares para tener una membresía ni el madrinazgo de otra socia. “Todo lo que quise en la vida es ser aceptada. Ser alguien en este mundo. Pero cuando sos mujer que quiere eso hay una trampa. Todos los demás”, lanza la mujer casada con un estrecho piloto de aviación (Josh Lucas) que habla como en sus días de reina de la belleza. Wiig -quien también ficha como productora- se luce en el rol de esta “wannabe” profesional.

Palm Royale, entonces, presenta un contexto edulcorado y un gran arco de mujeres maquilladas que aman a Nixon.  Empezando por Evelyn Robbins (Allison Janney), la abeja reina de la socialité en Florida, pasando por “la esposa del embajador” Dinah Donahue (Leslie Bibb), una esposa de la mafia, viudas estiradas y hasta una tía comatosa (Carol Burnett). Entre secretos, chantajes y humillaciones de toda índole, Maxine escalará dentro de ese catálogo VIP. Para ello necesitará de la ayuda de Robert Díaz (Ricky Martin), un camarero que conoce las internas del lugar. Otro personaje crucial es el de Linda Shaw (Laura Dern), una representante cabal de la segunda ola del feminismo, que terminará liada con la guía del relato. “Maxine es de las que cree que es feliz, aunque en realidad necesita de la aprobación de su marido. Al menos es lo que cree. Lo jugoso es que no solo exploramos a la mujer atípica sino todo lo que pasa dentro y fuera de Palm Royale”, expone Dern.

-¿Y cómo describiría la fachada de su personaje en relación a la de Maxine?

Laura Dern: - Todos quieren pertenecer a este mundo donde parece estar lo más importante del mundo y en realidad es la antítesis de eso. Creo que Linda es de las que pincha la burbuja que presenta Palm Royale. A ella le resuena lo que pasa en el mundo en 1969, pero además es alguien cuya cruzada está muy arraigada con lo que hicieron sus ancestros. Siente culpa de donde viene y cree que tiene que lavar las culpas de los que vivieron antes que ella. Eso es interesante.

-¿Cómo fue trabajar con un elenco que contó con Carol Burnett y Ricky Martin?

Allison Janney: –Crecí viendo el programa de Carol Burnett, quería ser ella. El sólo hecho de estar sentada cerca de esta leyenda de la comedia le dio un impulso particular al proyecto. Es graciosa y profesional, fue la que nos abrió el camino. Y Ricky, ya en la primera escena, cuando aparece como camarero llevando un cóctel, entendés todo del personaje, fue tan dulce y adorable.

-¿Tuvieron como modelo alguna mujer real?

A.J.: -En mi caso, recordé como lucía mi abuela. Era de Long Island, siempre impecable, fumando de boquilla y bamboleando sus Martinis. Y se juntaba con amigas que eran idénticas. Era un mundo completamente seductor. No era tan maldita como Evelyn ni apoyaba sus valores. Evelyn está atascada al pasado y no quiere que nada rompa su fragilidad. En definitiva, quiere pertenecer y ser aceptada como las demás.

Leslie Bibb: -En mi caso, tuve en cuenta a Lee Radziwill, la hermana menor de Jaqueline Kennedy. Esa cualidad de ser la segunda, con un poco de Bettte Davis en All About Eve. Fue un poco jugar con esa fantasía.

-Palm Royale abraza la estética y el sonido de los '60 de forma paradójica. ¿Están de acuerdo con eso?

L.D.: -La serie se ve elegante y divertida, pero podés entender que cuenta otra cosa.

A.J.: - Es una serie hecha como para que no les despegues los ojos. Es muy entretenida. Y obviamente la gran pregunta es “¿cuánto estarías dispuesto a sacrificar para ser parte de un club que no te acepta?”.