El brote de dengue hace historia en Argentina: en la temporada 2023-2024 ya se reportaron 151.310 casos y más de 134 mil ocurrieron este año. En medio de una epidemia de magnitud sin precedentes, las guardias continúan colapsadas y 106 personas fallecieron a causa de la enfermedad transmitida por el Aedes aegypti. Aunque hasta este lunes la cartera sanitaria que administra Mario Russo parecía mantenerse al margen de la problemática, finalmente se realizó la primera reunión del Consejo Federal de Salud, espacio que nuclea a los titulares provinciales del área, en el Centro Cultural Kirchner. No había un encuentro de este tipo desde noviembre pasado, por lo que para muchos fue la primera vez que pudieron intercambiar con el ministro designado. 

Según pudo saber este diario, en el encuentro se manifestó la preocupación por el brote, la posibilidad de establecer acciones conjuntas y se debatieron otras cuestiones como la inclusión de la vacuna Qdenga en el calendario obligatorio. De hecho, la virulencia de la epidemia parece haber hecho algún efecto en el gobierno, ya que hace apenas unos días realizó la primera campaña comunicacional vinculada a la difusión de las tradicionales medidas de prevención. Entre otros aspectos de gestión sanitaria, en el CCK sobrevolaron diversos tópicos como el inicio de la campaña de la vacunación antigripal y el plan de recetas electrónicas (cuyo decreto reglamentario podría estar listo en las próximas semanas). Sin embargo, no ocuparon demasiado lugar en la agenda dos ejes que preocupan mucho a la población: el incremento de los medicamentos y la desregulación en las cuotas de las prepagas que presentan valores exorbitantes.

Uno de los principios centrales que se compartió en la reunión fue que las políticas de salud provinciales establezcan prioridades "según las necesidades de sus territorios”. El trabajo local y domiciliario se vuelve imprescindible. Las diferentes jurisdicciones, en este sentido, deciden sus propias líneas de acción: ante el incremento de consultas por posibles casos de dengue, el gobierno porteño, por ejemplo, habilitó unidades febriles en 18 hospitales públicos. Los centros operan con protocolos de acción específicos y permite que los demás servicios de emergencia aborden otras patologías habituales, como lo hacen tradicionalmente. 

Aunque por el momento el gobierno decidió no incluir la Qdenga, la vacuna de origen japonés que ofrece el sector privado, hay jurisdicciones que compraron sus dosis con el propósito de que la ciudadanía pueda acceder a la inmunidad sin abonar ningún costo. Misiones, Corrientes y Salta son las primeras que optaron por tal decisión. En el presente, sin embargo, para poder pincharse hay que desembolsar 140 mil pesos, ya que cada dosis vale alrededor de 70 mil. La tecnología desarrollada por el laboratorio Takeda protege contra los cuatro serotipos del virus y en ensayos clínicos demostró una eficacia del 84 por ciento.

Vale destacar que su performance, de cualquier manera, es mejor en aquellos individuos que antes de inocularse se habían infectado. Así, de estar protegidas, las personas podrían evitar una sintomatología que se caracteriza por malestar, fiebre alta y sostenida, dolor de cabeza intenso y vómitos, entre otros posibles.

Una epidemia excepcional

Leda Guzzi, médica infectóloga, detalla a Página 12 el carácter excepcional del brote: “Es una epidemia histórica, en primer término, por la enorme cantidad de casos que se presentaron este año. Siempre estamos hablando de aquellos que pudieron notificarse, porque en realidad hay bastante subregistro: no solo hay muchos que no se notifican, sino que también hay un montón que ni siquiera llegan a la consulta porque son asintomáticos. De esta manera, la masa de pacientes enfermos de dengue es seguramente mucho mayor”. Luego continúa con la proyección que estipula cuándo la curva de infecciones podría descender: “No sabemos cuándo va a bajar, por lo menos tenemos un mes y medio más de circulación del mosquito. Todavía es un poco anticipado, pero quizás promediando abril iniciemos una fase de descenso”.

Esta situación es excepcional por varios motivos: por su magnitud (19 de las 24 jurisdicciones exhiben circulación viral autóctona), porque comenzó antes de lo que usualmente lo hace (con una aceleración marcada en diciembre, cuando usualmente este proceso se desarrolla entre enero y febrero) y porque, pese a vaivenes, la curva de casos se mantiene alta.

Es inédito también gracias a que las condiciones climáticas, asociadas a las altas temperaturas y las lluvias, favorecen la reproducción del mosquito vector. Los números hablan por sí solos: en lo que va de 2024, 134 mil personas se infectaron con dengue, cifra equiparable a la cantidad de contagios totales de toda la temporada anterior de 2022/2023. Si se tiene en cuenta que el dengue circula todo el año, es muy probable que las cifras finales que arroje Argentina para la temporada 2023/2024 sean todavía más importantes.

“La temporada se adelantó por lo menos cuatro semanas por un lado y por otro también hay que tener en cuenta que durante 2023 hubo casos de dengue durante el invierno en el NEA. Esto habla de lo endémico del virus y de la influencia del cambio climático, que permite la vida y la sobrevida del mosquito durante todo el año, sin importar las estaciones”, explica Guzzi. Desde aquí, se estima que aproximadamente el 91 por ciento de quienes se infectaron lo hicieron en su lugar de residencia y no por haber viajado a sitios en los que el virus también era endémico, como puede ser Paraguay o Brasil.

Cocirculación, despliegue y memoria

“También hay que tener en cuenta que tenemos cocirculación de tres serotipos: dengue 1, 2 y 3, y esto aumenta el riesgo de enfermedad grave y severa. Hay mayor probabilidad de segundas infecciones con un tipo diferente al que infectó en una primera ocasión”, dice la especialista.

Asimismo, un hecho distintivo es el despliegue de la epidemia, es decir, la prolongación hacia el sur en la medida en que el insecto halla condiciones favorables para la supervivencia: “Si bien antes era una enfermedad que solía localizarse en el NOA y el NEA, se empezó a detectar en la región centro, y ahora tenemos en la región Cuyo y en la Patagonia. Tenemos en La Pampa y en Río Negro”.

Hasta el momento, se registran 321 casos cada 100 mil habitantes. De esos, solo 325 fueron clasificados como dengue grave y 106 murieron (37 personas tenían enfermedades preexistentes). Aunque se trata de una letalidad baja --del orden del 0,07 por ciento-- hay que tener en cuenta que aquellas provincias con una infraestructura sanitaria más endeble, ya delinearon sus primeras acciones de mitigación. Por ejemplo, muchas instituciones de salud han optado por reprogramar cirugías con el objetivo de liberar unidades de terapia intensiva; así como también, otras han destinado ingresos y módulos de atención específicos para atender a aquellas personas que se acercan a los hospitales con una sintomatología compatible con la enfermedad.

Aunque como en todas las epidemias nadie tiene la verdad absoluta, de algo se puede estar seguros: las lecciones que dejó la covid perduran y los sistemas de salud ejercitan sus músculos para que ninguna crisis los tome desprevenidos.

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