Luego de la controvertida salida de Ruben Darío Insúa, con quien todavía están negociando los aspectos económicos para concretar el cierre de su ciclo, San Lorenzo se presentó en Santiago del Estero para cerrar su participación en la Copa de la Liga frente a Central Córdoba.
La novedad estuvo en el banco de los suplentes, donde Leandro Romagnoli se hizo cargo de manera interina del equipo, para intentar sumar una victoria que maquille la floja campaña realizada desde el inicio de la temporada.
Sin embargo, el elenco de Boedo no brilló y en el pálido espectáculo que animaron los intérpretes, lo único que se expuso fue la falencia ofensiva del visitante y la escasez de ideas de los santiagueños para intentar lastimar a su rival. En el norte argentino se observaron muchas falencias y pocas virtudes.
Los aspectos más destacados pasaron por la pierna fuerte de Gastón Campi y Jhohan Romaña, quienes apelaron al juego brusco para detener los leves intentos del combinado liderado por Juan Carlos Roldán, el otro estratega interino que reemplazó esporádicamente a Abel Balbo. Y en la más clara de la noche, Luis Ingolotti le ahogó el grito a Diego Herazo en la escena que pudo haberle dado el triunfo a San Lorenzo.
El objetivo se centrará en la entidad de Boedo en buscar a un entrenador de jerarquía para afrontar la segunda parte del año, en el que la Copa Libertadores, la Copa Argentina y la Liga Profesional se presentan como máximos desafíos.
Las negativas de Gabriel Heinze, Luis Zubeldía y Ariel Holan podrían apresurar el arribo de Néstor Gorosito, quien aguarda con ansiedad el llamado desde el Pedro Bidegain para volver a ponerse el buzo de técnico y tener su revancha.