Julieta Silva, detenida por atropellar y matar a su novio, el rugbier Genaro Fortunato, el 9 de septiembre último en San Rafael, fue beneficiada con el arresto domiciliario luego de que la Justicia consideró que debe ser imputada de un delito más leve. Inicialmente, la fiscalía acusó a la joven de “homicidio doblemente agravado por el vínculo y alevosía” –prevé prisión perpetua– pero ahora, la Primera Cámara del Crimen de esa ciudad del sur de la provincia de Mendoza pidió al Ministerio Público que la impute de homicidio simple (pena de 8 a 25 años) o culposo agravado (de 2 a 5). La Cámara desestimó el dolo directo –la intención deliberada– por considerar que el auto ya se había alejado cuando Fortunato cayó al piso y que probablemente la joven no lo vio a raíz de que su visión estaba limitada por el empañamiento de los vidrios, la lluvia que caía, la disminución visual de la conductora –padece un astigmatismo de -3 en ambos ojos– y la iluminación.