Victoria (Alejandra Luque) recibe unas fotos y tiene en sus manos la clave para resolver una catástrofe mundial: un alienígena teledirigido (Leonardo Villaruel) está eliminando gente. "En el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende", dice la cita de Calderón de la Barca al comienzo del guión de Anfora (2016, 80'), film que se estrena este viernes en El Cairo (Santa Fe 1120) a las 18, luego de una recepción a las 17.

La función será para todo público y un estreno absoluto. Sólo se subieron dos trailers y un cortometraje documental (Descubriendo el ánfora) sobre el rodaje de este largometraje independiente. Anfora es obra del taller audiovisual del Centro Cultural Gomecito, surgido como centro cultural de los usuarios del hospital monovalente Dr. Agudo Avila. Hoy, con talleres abiertos a toda la comunidad incluidos los usuarios, el Gomecito depende directamente de la Dirección Provincial de Salud Mental de Santa Fe, que financió la posproducción de la película, producida por Doble o Nada. En la realización participaron sesenta personas entre técnicos, actores profesionales, usuarios (ambulatorios y residentes) y trabajadores de salud mental, actores aficionados y vecinos del barrio, categorías que aquí se superponen.

La película fue escrita y dirigida por Ignacio Blaconá y Roberto Barrionuevo: el mismo equipo del Gomecito que realizó la serie de spots Pastillas que se emiten por Canal 4 de Cablehogar y la segunda temporada del programa de entrevistas Luces calientes, conducido por Hernán Rosatti. "Esto es parte de un recorrido que empezó con cosas más pequeñas", cuenta el director del film, Blaconá, comunicador social formado en la Universidad Nacional de Rosario, quien desde hace ocho años da talleres de comunicación en el Gomecito y lleva diez trabajando en ese espacio, al que entró como editor radial.

"Hace dos años que estoy. Llegué en la segunda temporada de Luces calientes como productor artístico", recuerda Barrionuevo, asistente de dirección y coguionista, quien se define como "cinéfilo made in casa". Si bien Blaconá reconoce una inspiración en Oliveros, la película (una producción audiovisual de los talleres de la Colonia Psiquiátrica de Oliveros estrenada en 2015), señala otras influencias, como El inquilino (clásico del terror psicológico por Roman Polanski), mientras Barrionuevo admite homenajes a Videodrome y Mulholland Drive, de David Lynch, y a El festín desnudo, de David Cronenberg.

Sin revelar nada de la trama, los realizadores anticipan escenas que transcurren en sueños, personajes misteriosos y un film que se permite hablar de la locura y el encierro o reflexionar sobre pasiones contemporáneas adolescentes desde la libertad que da la ficción.

"Luis ayudó en todo sentido a concretar el sueño", dice Blaconá refiriéndose a Luis Vignoli, quien hizo fotos del rodaje, convocó a los actores francófonos del elenco, prestó una de las locaciones y actúa en la película. Con Barrionuevo se conocían del barrio desde hace 40 años. Fotógrafo profesional y estudiante en la Alianza Francesa, Luis concurre al taller de teatro en francés que da allí Agustina Toia, actriz profesional. Ambos hablan en francés en el film, donde un bar que quedaba en Dorrego al 500 fue transformado para una de las escenas en un café parisino gracias a la magia de la ficción.