El nombre de Alfredo Serrano Mancilla se asocia rápidamente con el terreno político. Y está bien. Es el presidente del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) y fue el responsable de una de las pocas encuestas que previó el fenómeno Milei en las urnas en las elecciones del 2023. Sin embargo, a partir de ahora, también tendrá una pata en el mundo literario, ya que, sin soltar su gran pasión por la política, presentará su primera novela: El gol que me falta (Ed. Galerna).

Su novela cuenta la historia del mejor jugador de fútbol del mundo que, en el último año de su carrera, decide pegar un volantazo e intentar cosechar otra victoria: electoral y a presidente. Consultado por la 750 sobre este argumento, aseguró que parte de lo que se cuenta tiene que ver con el clima de época. Y que si bien comenzó a escribirla años atrás, cuando el nombre de Javier Milei no aparecía asociado a la presidencia, ya flotaba en al aire un sabor de falta de representación en la región.

Esta idea sigue presente cuando le preguntan cómo ve el escenario político actual en Argentina: “Hubiera preferido que lo que estamos viviendo sea ficción, como mi novela. Porque verdaderamente es una situación difícil de digerir. Pero no desde el análisis, sino de la heladera de las familias argentinas”.

Para Serrano Mancilla “es muy triste y notorio el grado de deshumanización del presidente a la hora de abordar los problemas cotidianos” y aseguró que “hay una falta de responsabilidad y de humanidad importante” por parte de la gestión de ultraderecha que busca ir a fondo con un ajuste fiscal con fuerte recesión.

“Nosotros haremos muy pronto la primera encuesta presencial, pero sí analizamos todas las que se publican. Y la todavía elevada imagen de Milei creo que se sustenta en parte en el odio que existe en una parte de la sociedad a la otra fuerza política”, explicó sobre su base electoral.

Y añadió: “Pero le agregaría que está Milei intentando ganar una batalla cultural que creo que tiene algunos ejes fundamentales. Uno de ellos, es que Milei termina siempre pidiendo paciencia. Le pide a la ciudadanía que aguante. Lo que es inhumano. Es no hablar del mientras tanto”.

Pero, dijo, hay otra variante: “Es un juego de que estamos así porque la sociedad es culpable de algo. Como si la persona que trabaja tuviera la culpa de no poder comprar dos litros de leche. Creo que es un cuadro perverso para mantener la batalla cultural”.

Del lado opositor, dijo, se debe pensar en un cambio de dinámica: “Pero creo que no nos tenemos que obsesionar tanto de los que lo votaron. Hay 11 millones de personas que votaron a la otra fuerza. 1 millón que votaron en blanco. Y 8 millones que no votaron. Creo que se tienen que ocupar a ellos. Porque, si no, como me ha dicho García Linera muchas veces, prosigue la diáspora”.