Un bombazo, un tembladeral. El ambiente en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) es de desesperación: la estructura de militares que llegó a ocupar los puestos claves en la central de espías fue llevado a esos lugares por el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, que conocía a buena parte de los uniformados -en especial retirados de la Fuerza Aérea- por su paso por Aeropuertos Argentina 2.000. Y lo cierto es que Posse está de salida y todos dicen que con él se irá el hombre que pusieron allí, Silvestre Sivori. El cálculo dentro de la AFI es que ni Posse ni Sivori duran más de una semana. Para peor, el virtual ex jefe de Gabinete fue el único en la historia que se reunió tres veces en seis meses con el jefe de la CIA, William Billy Burns, un indicativo de que la inteligencia argentina quedó en manos norteamericanas e israelíes. Con el despido de Posse, la cuestión ahora es quién ocupará el espacio de poder en la AFI y para qué. Se supone que todo vendrá de la mano de Karina Milei, quien supuestamente se llevó puesto a Posse y, que -según dicen- tendrá la última palabra en la designación que se viene. Se abren varias posibilidades, con Patricia Bullrich al acecho. La ministra opera desde hace rato para quedarse con la AFI.

Nada de nada

La AFI es actualmente la nada misma. Apenas un listado, provisto por el FBI, la CIA y el Mossad de personas a las que hay que vedarle la entrada a la Argentina porque, supuestamente, tienen algún vínculo con Hamás, Hezbollah o algún otro grupo del radicalismo islámico. Hay ex agentes que insisten en que deben prepararse informes sobre previsibles conflictos sociales, como el de Misiones, pero los mismos militares de la AFI les dicen que eso lo hace el Ministerio de Seguridad y la gente de Bullrich. Por lo tanto, la única disputa en el edificio de la calle 25 de Mayo -sede de la AFI- está referida a quién ocupará tal o cual delegación en el exterior. “Nosotros caminábamos (seguíamos) a un grupo de turbantes (militantes islámicos). Ahora no se hace nada. No hay nadie, nadie, en la calle”, rezongan agentes retirados.

Desde hace meses se viene denunciando que la dupla Karina-Santiago Caputo tiene un punto de influencia en la central de inteligencia: desde La Casa, como le llaman a la central de espías, cruzan los fondos para alimentar el aparato de trolls que funciona en la Casa Rosada, junto con lo que llaman la pauta blue. Como se sabe, durante la gestión de Cristina Caamaño, durante el gobierno de Alberto Fernández, se suprimieron casi todos los fondos reservados o sea que se hizo un blanqueo del 85 por ciento del dinero que movía la AFI. Eso fue abolido por Javier Milei y es lo que, según denuncian, permite el financiamiento de la estructura que produce todo lo que el presidente retwitea diariamente.

Ambiente de luto

Los militares que puso Posse en la AFI se consideraban al borde del despido este fin de semana. Algunos hasta calcularon que no llegan al lunes. Todos son retirados, que rondan los 70 años. En el edificio afirman que si Karina toma el poder, como parece, es posible que los reemplacen con otros militares, pero de la camada que hoy tiene 60, de la mano del exjefe del Ejército, Claudio Pasqualini, ubicado por Karina como número 2 del Ministerio de Defensa.

Si las alternativas a la jefatura de Gabinete son Lule Menem o José Luis Espert, también la última palabra la tendrá Karina. La familia Menem tuvo mucha relación -y hasta una custodia- con la entonces SIDE, por lo cual podría sugerir nombres de retirados para ocupar los puestos. Pero todo tendrá que tener el visto bueno de la hermana presidencial.

En cambio, el panorama podría ser distinto si la jefatura de Gabinete recae en Patricia Bullrich, algo que se parecería demasiado a entregarle el gobierno a la que fuera candidata presidencial del PRO y que salió tercera. Bullrich viene operando desde hace rato para quedarse con la central de espías. Es más, invade las áreas de inteligencia en forma permanente. Por ejemplo, hace unas semanas, Seguridad le pidió un informe a distintas embajadas sobre cuestiones de terrorismo y narcotráfico, algo que suele estar en manos de los delegados de la AFI. Bullrich tiene un listado de ex policías, gendarmes, prefectos e incluso militares para ocupar todas las posiciones. Y no operarían, precisamente, en sintonía con los libertarios.

Tiempos turbulentos

La AFI actual refleja la falta de gestión que se ve en toda la administración Milei: no hay conducción alguna. Lo que sucede es que con el recrudecimiento del conflicto Israel-Hamas; Israel-Irán; el fortalecimiento de mafias que hackean casi todo y la explosión de interés que hay en el mundo por el Atlántico Sur -incluyendo el hallazgo ruso de petróleo en la Antártida-, es crítico no tener inteligencia o tenerla en estado vegetativo. Sin contraespionaje, por ejemplo.

Lo que vendrá en La Casa depende demasiado de las internas libertarias, la ineficiencia y los caprichos de los hermanos Milei. Y de que la CIA y la Mossad avisen de algún peligro, si es que les conviene avisar.