La jueza de primera instancia en lo Civil de Personas y Familia de Tartagal, Claudia Yance, homologó el consentimiento de formar una familia prestado por un chico de 18 años de edad y su nuevo padre, un hombre que reside en la provincia de Neuquén, y que tiene otro hijo, también adoptado.

Alejandro, nombre ficticio dado al protagonista de esta historia, que es oriundo de Salvador Mazza, pudo encontrar una familia gracias a que muchas personas compartieron un video en Tik Tok, Instagram y Facebook. Así el hombre que ahora es su nuevo padre, supo de él y se postuló para adoptarlo. 

El Poder Judicial de Salta informó que este chico estuvo bajo la protección del Estado desde los cuatro años, en distintos dispositivos. Cuando tenía 14 años fue declarado oficialmente en estado de adoptabilidad junto a sus otros hermanos, dado que la madre no pudo asumir su cuidado. "Aún con todo el apoyo no pudo aprender a maternar pese a que dos de sus hijos ya habían sido declarados en situación de adoptabilidad", indicó el Poder Judicial.

Los dos hermanos de Alejandro fueron adoptados por una familia, que no podía asumir la guarda de un tercer hijo. A pesar de esto,  Alejandro nunca abandonó su deseo de tener una familia. En 2021 se hizo una convocatoria pública nacional en 2021, pero ninguna familia se interesó en él. 

Cuando se acercaba a los 18 años, edad en la que termina el cuidado del Estado a niños y niñas, Alejandro ingresó al programa de acompañamiento al egreso de jóvenes sin cuidados parentales y que no tienen famillias. Alejandro seguía con la esperanza de conseguir una familia. En esa urgencia apareció la ayuda de la Fundación La Nación, que publicó un video en IG. 

En el video, el chico cuenta sus deseos, cuenta que le gusta jugar al fútbol y dibujar, que es estudiante en una escuela técnica. Este video fue replicado y así llegó a quien ahora es su padre. El video “permitió que muchas familias pudieran emitir sus opiniones y perspectivas sobre la adopción. Contundentemente se obtuvieron resultados positivos". sostuvo la jueza en su sentencia. 

Varios aspectos jugaron entonces a favor del chico de esta historia. En estas circunstancias cumplió sus 18 años, por lo que la Secretaría Tutelar consultó si proseguiría la convocatoria pública. La jueza Yance dispuso que continúe de manera extraordinaria y mientras tanto, Alejandro siguió bajo la protección estatal. 

En esa situación la Secretaría Tutelar recibió la consulta de un hombre que vive en Neuquén junto a otro hijo, adoptado también. El Poder Judicial contó que la comunicación provocó gran alegría, Alejandro (que fue consultado porque ya es mayor de edad) ratificó que quería seguir con el proceso, y comenzó entonces el trámite que incluyó entrevistas en la provincia de origen y luego la vinculación.

En la audiencia convocada por la magistrada, Alejandro dijo que estaba contento, y hasta pidió el pase en la escuela a la que concurría para finalizar sus estudios secundarios en la provincia del sur. 

¿Cómo soltarle la mano a este niño grande?

En la sentencia de homologación del acuerdo entre el chico y su nuevo padre, la jueza Yance destacó: “Tras muchos años de espera por parte de este joven, sin ser cuidado ni amado por su madre, y luego frente a la expectativa de una familia que le brinde la contención como todas las herramientas básicas y necesarias para su crecimiento y desarrollo, ha podido encontrar a una persona que lo acompañará durante el traspaso de su adolescencia hacia su adultez, orientándolo en las decisiones que día a día deba tomar, contando además con el apoyo de su hijo, quien tiene casi la misma edad que A y con intereses parecidos”.

La jueza también afirmó que este caso demuele las afirmaciones mediáticas sobre que la adopción es un proceso difícil y largo, o que el proceso es demasiado burocrático. También hizo un llamado de atención sobre los prejuicios que provocan que algunas personas sientan temor de adoptar a un adolescente. Yance consideró que son excusas, que se constituyen en un mito, que va desinformando a las personas año a año.

Citó que un “gran porcentaje de niños que se encuentran en convocatoria, superan los seis años de edad o son grupos de hermanitos y hermanitas o con alguna discapacidad; ya que como los formularios que completan los Aspirantes a Guarda suelen poner un límite de edad hasta los cinco años o que sea un sólo niño o niña, dejando de lado a los adolescentes (porque presumen que son problemáticos). Así transcurre el tiempo, y los niños crecen sin el debido acompañamiento materno ni paterno. Niños enojados con la vida, con lo que les tocó vivir. Son tan pocas las familias que se atreven a romper estos mitos”, lamentó. 

La vida que le tocó a A. no ha sido fácil, no ha tenido ni una niñez ni una adolescencia plena", dijo sobre el protagonista de esta historia. Aseguró que, "Sin embargo, es un chico excelente, estudioso, bueno, tímido, que le encanta dibujar, jugar al fútbol. Ha podido superar con mucho esfuerzo cada obstáculo que la vida le ha puesto, sin cambiar su esencia". Contó que un día, "cansado de esperar en el Hogar", volvió a la vivienda de su madre, donde "estuvo un tiempo" y "volvió al Hogar pidiendo ayuda, manifestando que no encontró en ella la contención que esperaba, y que era consciente de que nada iba a cambiar, por lo tanto pidió que se continúe en la búsqueda de una familia”.

Y volvió a preguntarse: “¿Cómo soltarle la mano a este niño grande? Resultaba evidente que necesitaba un hogar”. Y es la razón por la que la búsqueda de una familia prosiguió aún cuando se acercaba la mayoría de edad.

Al cumplir dieciocho años, no significa que automáticamente deja de ser un niño y que debemos soltarle la mano. Todo lo contrario, habrá casos en los que como Estado debamos continuar actuando, acompañando, apoyando”, sostuvo la jueza.

El Poder Judicial destacó que no solo fue la jueza persistió. También la Secretaría Tutelar y el área de Niñez siguieron trabajando, y el Dispositivo de Protección siguió dándole techo a Alejandro aún cuando había cumplido los 18 años. Y recordó en este sentido que el derecho a crecer en una familia es un derecho humano fundamental, reconocido en el artículo 75 de la Constitución Nacional. “No podemos apartarnos por el simple hecho de que el joven adquirió los dieciocho años, si no hacemos el debido control de convencionalidad, de no actuar así los derechos se terminarían transformando en meras expresiones de deseos", sostuvo la jueza. 

Además de homologar el acuerdo para que Alejandro finalmente esté en familia, la jueza también dispuso que el chico siga recibiendo la asignación económica que perciben quienes son incorporados al programa previsto para las personas que egresan de instituciones sin cuidados parentales con la finalidad de ayudarlos en la construcción de su autonomía. Esta ayuda continuará hasta que finalice sus estudios secundarios, terciarios o de formación profesional o hasta que cumpla los 25 años de edad, como lo prevé la normativa argentina.