El jefe de Gabinete, Marcos Peña, aseguró que “el país está en condiciones de ser aceptado” como miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). El funcionario detalló que las negociaciones para sumarse al organismo “están muy avanzadas”. Como sucede en el caso de Perú, Colombia y Costa Rica, las otras tres economías que iniciaron el recorrido para incorporarse a la OCDE, el ingreso a la entidad exige la implementación de una serie de políticas y regulaciones. Durante la décima conferencia del Council of Councils realizada en Buenos Aires, el funcionario enfatizó la relevancia de que Argentina se sume a la OCDE y ponderó la necesidad de “seguir las obligaciones institucionales y condicionamientos” asociados a la membresía. El documento titulado “Hacía una Argentina más próspera y más inclusiva” presentado hace dos meses por los directivos del organismo ofrece un anticipo sobre las sugerencias de extrema ortodoxia de la OCDE. 

Flexibilizar el mercado de trabajo, privatizar empresas, eliminar los subsidios a la energía, recortar el empleo público, elevar la edad jubilatoria para las mujeres, sostener la política de altas tasas de interés, mejorar el clima de negocios y profundizar la apertura comercial forman parte del decálogo de transformaciones propuestas por el organismo multilateral al que el gobierno de Mauricio Macri pretende sumarse. En esa gesta Argentina cuenta con el respaldo de Estados Unidos. Como sucede con los tratados bilaterales de inversión, la membresía en la OCDE no solo no promueve la llegada de capital productivo extranjero a los países miembros sino que condiciona y restringe el margen de maniobra para las políticas públicas. México y Chile ya forman parte.

“Los países tienen toda la soberanía de escoger las recomendaciones que les parezcan más pertinentes, es simplemente una reflexión que ayuda a ir a una senda de crecimiento con inclusión”, aclaró a fines de junio la directora de Gabinete de la OCDE, Gabriela Ramos, al presentar un documento en el Palacio de Hacienda. El texto recurre a un léxico más contundente. “Tras años de políticas económicas insostenibles, Argentina ha emprendido ambiciosas reformas. Pero el trabajo está lejos de estar terminado. Quedan muchos desafíos por delante”, advierte el paper celebrado por el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. Entonces el funcionario consideró que “este es un paso muy importante para la candidatura de la Argentina a la OCDE, que no es un club de países ricos sino un club de buenas prácticas. Hemos iniciado el camino de las reformas con el objetivo último de reducir la pobreza. Estamos muy satisfechos con el informe”. 

En materia de seguridad social, el documento del organismo al que el Gobierno aspira a incorporarse considera que “el gasto en pensiones es alto y el envejecimiento demográfico amenaza la sostenibilidad a largo plazo del sistema de jubilaciones”. Como solución el organismo propone elevar la edad de jubilación para las mujeres y modificar la fórmula de actualización de los haberes para indexarlos a la evolución del índice de precios como anticipó el gobierno que propondrá en su reforma tributaria. Otro elemento que propone revisar la OCDE es el mandato del Banco Central. La contrarreforma de la Carta Orgánica para priorizar el objetivo de estabilidad de precios por sobre el crecimiento económico y la creación de empleo, las metas incorporadas en 2012, es una ambición de las autoridades de la autoridad monetaria.

La OCDE registra como antecedente la coordinación de la ayuda a Europa tras la segunda guerra mundial bajo el esquema del Plan Marshall. En 1948 se llamó Organización para la Cooperación Económica Europea y fue promovida por Estados Unidos y Canadá. En 1961 se transformó en la actual OCDE, conformada por esos países americanos y las naciones europeas de occidente. En 1964 adhirió Japón, a principios de los 70 lo hicieron Australia y Nueva Zelanda y después de la caída del Muro de Berlín se acoplaron varias de las ex repúblicas soviéticas, pero no Rusia. Más tarde se incorporaron México, Chile, Israel y Corea del Sur. En total son 35 socios a los que Argentina y también Brasil pretenden sumarse.