“Es una banda para bailar”, dice Emilio “Emo” Suárez, percusionista y fundador de Korobá, la agrupación que trae el son de Africa a Buenos Aires. Al principio, tocaban en bares y escenarios en los que el público asistía sentado a su celebración del ritmo, hasta que decidieron que lo harían solamente donde bailar fuera posible. “El segundo disco ya lo pensamos de esa manera y todos los temas son bailables. Lo que le da ese carácter es la matriz africana que está en la base de los tracks”, explica.

Luego del debut epónimo de 2012, grabaron Vol. 2 tocando todos a la vez: Julián Zamt (guitarra), Martín Adler (sintes), Santiago Garriga (bajo), Leandro Pazos (batería, octapad, samples y coros), Sebastián Sáenz (trompeta), Lautaro Schachmann (trombón) y Emo. “En el primero, más allá de la preponderancia rítmica que es un sello de la banda, muchas composiciones respetaban el formato canción, predominando las melodías cantadas”, cuenta el percusionista. Esa vez se puso el foco en la postproducción, que lo volvió más “prolijo y frío a la vez”, pero Vol. 2 tiene el sonido crudo que refleja el groove de la banda. “Ahí creemos que se encuentra la mejor versión de Korobá”, compara Emo. Las melodías cantadas se reemplazaron por arreglos de viento y samplers de voces africanas.

Producido por Juan Ignacio Serrano, Vol. 2 trae a colación el disco que Juanito El Cantor grabó con Doña María en 2009. Y cuando Korobá toca cumbia, como en Los mirlos, versión libre de La danza de los mirlos, es imposible no pensar en aquella banda de folklore tropical electrónico. “Cuando empezamos, Doña María era una banda de referencia. Pero la realidad es que hacemos una música muy particular, mezclamos muchos géneros diferentes y es difícil encolumnarnos con otras bandas”, dice Suárez.

Korobá también fue muy influenciada por el músico argentino Ramiro Musotto, quien pasó parte de su vida en Brasil y cuyo disco Civilización y barbarie propone culminar la dicotomía de Domingo Faustino Sarmiento. “Tuve un vínculo personal con Ramiro, que falleció en 2009, el mismo año que surgió Korobá, lo cual nos dejó como una responsabilidad de continuar su legado. El fusionaba la música afrobrasileña con la electrónica, haciendo convivir esos universos armónicamente sin que ninguno opacara al otro”, cuenta Emo y aclara que en Korobá también parten de la premisa de potenciar ambos universos sin enfrentarlos, respetando sus particularidades: el lenguaje más primitivo de los tambores y ese formato cuyo idioma es la sonoridad de una banda de rock.

* Sábado 17/12 en Mamerta Espacio Cultural, Lavalle 4080. A las 21 con Marabunta Orquesta.