En Argentina hay unos 500.000 pacientes celíacos, pero se estima que sólo uno de cada diez está diagnosticado. Investigadores de la Universidad Nacional de Rosario están desarrollando un estudio de prevalencia de la patología en el gran Rosario. La enfermedad se manifiesta por la intolerancia total y permanente al gluten presente en el trigo, avena, cebada y centeno, sustancias que resultan tóxicas para el organismo del celíaco y afectan directamente su intestino delgado y la absorción de los nutrientes. Se trata de un desorden autoinmune complejo, en el que participa la predisposición genética, el factor ambiental y el componente inmunológico. El investigador de la Facultad de Ciencias Bioquímicas de la UNR, Fabián Pelusa explica que el diagnóstico se basa en cuatro pilares: la clínica, la genética, la histopatología y el laboratorio. Luego, la administración de la dieta del paciente es realizada por nutricionistas, es decir que participan muchas disciplinas tanto en la detección como en el seguimiento del celíaco.

Actualmente, Pelusa investiga los distintos comportamientos de los marcadores de laboratorio y la búsqueda de nuevos, así como el desarrollo de pruebas genéticas más accesibles. Cabe destacar que si esta patología no es tratada, existe un mayor riesgo a desarrollar cáncer o trastornos autoinmunitarios, por lo que es considerada "un problema de salud pública".

El docente del Area Bioquímica Clínica realiza un estudio de prevalencia en el gran Rosario para tener un registro de la cantidad de enfermos. De acuerdo al primer estudio poblacional de prevalencia de la enfermedad celíaca en pediatría, la presencia de la patología se da en 1 de cada 79 niños. En adultos hay estudios que la sitúan en 1 de cada 167. Los avances tecnológicos contribuyeron en la detección y mostraron una mayor prevalencia en adultos así como también algunas características clínicas diferentes a las que ya se conocían.

Al trastorno intestinal, la distensión abdominal, la diarrea, la baja talla y los problemas de crecimiento, se suman algunas manifestaciones aisladas, como la anemia en un paciente adulto, casos de infertilidad, fracturas espontáneas, osteopenia, osteoporosis o alteraciones a nivel  neurológico.

Esta diversidad hace difícil encontrar la causa sólo desde el punto de vista clínico. En este sentido, el laboratorio inmunológico y genético, según expresa Pelusa, contribuyó muchísimo porque a través de una extracción de sangre se pueden determinar parámetros que indiquen la probable existencia de la enfermedad.

Entre los factores predisponentes a la celiaquía en la infancia, además de la carga genética, están la incorporación temprana de gluten, la falta de lactancia materna e infecciones en los primeros años de vida. En el adulto generalmente las manifestaciones son extraintestinales y se empiezan a notan a lo largo del tiempo, de ahí que es difícil precisar desde cuando padece la enfermedad.

 

"La intolerancia al gluten puede combatirse pero lo que cuesta más es combatir la indiferencia social".

 

 

Necesidades y derechos

El tratamiento consiste en una dieta exenta de gluten de por vida, que no ocasiona inconvenientes en el individuo aunque sí requiere un cambio de hábitos. Con esta medida, en el término de dos años el paciente recupera la mucosa intestinal y pasa a tener una vida normal.

En el año 2011 se reglamentó la Ley N° 26.588 que declara de interés nacional la atención médica de la enfermedad celíaca, al igual que la investigación clínica y epidemiológica, la capacitación profesional en la detección temprana, diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, y la difusión y el acceso a los alimentos libres de gluten.

Entre otros aspectos se destaca la elaboración de una estrategia para contribuir a la detección con la incorporación de prácticas de pesquisa y dotación de kits para diagnóstico en hospitales. Sobre el tratamiento, promueve la cobertura por parte de obras sociales y prepagas así como también el control de los alimentos con rotulado sobre contenido de gluten. Por otro lado, la promoción de campañas educativas.

"Esta ley es un gran avance, las necesidades de los pacientes celíacos adquieren el rango de derechos, pero no es todo", sostiene el doctor en Bioquímica. "La intolerancia al gluten puede combatirse pero lo que cuesta más es combatir la indiferencia social", agrega.

En este sentido, organizaciones como la Asociación de Celíacos de Argentina (ACELA) brindan apoyo a los enfermos y difunden información. También trabajan de cerca con los profesionales para interiorizarlos  de los problemas por los que atraviesan los enfermos. Por ejemplo, el no cumplimiento de la cobertura por parte de numerosas obras sociales, a pesar de la ley.

Por otro lado, la difusión de la enfermedad resulta fundamental para  capacitar a los gastronómicos que quieran prestar un servicio. Según explica Pelusa, son muy frecuentes las contaminaciones cruzadas, es decir mezclar productos que tengan gluten con otros que no lo tengan. "Sólo una miguita de pan es causal para que la persona vuelva a tener la lesión en el intestino", afirma.

Para ejemplificar, dice que la carne no tiene gluten pero que en la mayoría de las carnicerías, a escasos centímetros de los cortes vacunos hay una pila de milanesas, es decir que se puede cruzar el pan. Entonces cuestiona ¿cuántas carnicerías estarían en condiciones de vender carne para celíacos? De todos modos, reconoce que a raíz de la mayor demanda, en los últimos años hubo una proliferación de productos libres de gluten en diversos comercios.

 

* Integrante de la Dirección de Comunicación de la Ciencia de la UNR