Por primera vez, en diez barrios de la Ciudad de Buenos Aires se celebrará la Semana del Teatro Comunitario con más de 16 espectáculos e intervenciones teatrales que podrán verse desde hoy (18 de noviembre) y hasta el 26 de noviembre con entradas gratuitas o a la gorra.  

Con el apoyo de Proteatro, y promovido por la Red Nacional de Teatro Comunitario, el evento busca visibilizar durante una semana la actividad que realizan durante todo el año los grupos de teatro comunitario participantes: Los Pompapetriyasos, de Parque Patricios; El Epico de Floresta; Matemurga, de Villa Crespo; Res o no Res, de Mataderos;  Grupo de Teatro Comunitario de Pompeya; Los Villurqueros; Alma Mate de Flores; Circuito Cultural Barracas; Catalinas Sur; Boedo Antiguo y 3.80 y crece, de La Boca. En cada caso, los grupos presentarán una oferta variada de obras teatrales (ver recuadro) charlas, talleres, música y ensayos abiertos en distintos espacios cerrados y al aire libre como el CCM Haroldo Conti, Teatro 25 de Mayo, El Alambique, Teatro de Los Pompapetriyasos, El Galpón de Catalinas, Circuito Cultural Barracas, Plaza de los Periodistas y Parque Ameghino, entre otros.

Fomentado desde 1983, con la formación del grupo Catalinas Sur, de La Boca, el teatro comunitario se reinventó de manera constante y echó raíces en numerosos barrios con la creación de otros grupos que le otorgaron a la actividad la impronta propia de su comunidad. Hoy, el teatro realizado por y para vecinos cuenta incluso con su propia ley en la Ciudad, que lo reconoce y lo promueve, además de una Red Nacional que nuclea a 60 grupos de todas las provincias, ya consolidados, y a otros 20 en etapa de formación. El entusiasmo generado por esta experiencia teatral hizo que el fenómeno de origen porteño se replicara incluso en otros países como España, Italia, Uruguay y Colombia.  

“El teatro comunitario nació como forma de encuentro y religación comunitaria y social, y no dejó de crecer y expandirse porque la comunidad logró visualizar su esencialidad creativa, el potencial de la ficción como forma de construcción política y la dinámica colaborativa como forma de organización”, afirma Ricardo Talento, director del Circuito Cultural Barracas, el grupo que tomó la posta de Catalinas Sur en 1996, y desde ese momento trabaja con 150 vecinos de todas las edades. Una de sus obras emblemáticas, El Casamiento de Anita y Mirko, que lleva 17 años en cartel, podrá verse esta semana junto con la más reciente Barracas al fondo, que utiliza las calles del barrio como espacio escénico, y Los Contamientos de Sueños, protagonizada por los vecinos-actores más pequeños del Circuito. 

Con la crisis económica y social de 2001, el teatro comunitario ofreció un espacio de contención para la comunidad. En ese contexto, en Parque Patricios se armó el grupo Los Pompapetriyasos, dirigido por Agustina Ruiz Barrea e integrado por 500 vecinos que participan de múltiples disciplinas. Ellos también se suman a la semana de actividades con una propuesta variada que incluye una doble función de Lo que la peste nos dejó, la intervención teatral que realizan en el Parque Ameghino, una proyección de cortos animados, un ensayo y una clase abiertos y dos obras para chicos. 

Matemurga, otro de los grupos surgidos en 2002, dirigido por Edith Scher y formado por 70 vecinos, participará de la jornada cultural con dos de sus producciones Zumba la Risa y Herido Barrio, una muestra de talleres de su orquesta y la presentación de Matemurga 15 años, un libro con un registro fotográfico de su historia. Desde distintos territorios, las directoras se iniciaron en este género teatral casi en simultáneo y rescatan el valor del trabajo colectivo. “Los espacios de teatro comunitario son llamas culturales que encienden todo el tiempo el encuentro y la construcción de vínculos, al mismo tiempo que desarrollan la confianza en la comunidad. El arte comunitario pone en evidencia que hay lugares a los que uno puede llegar con otros y a los que jamás llegaría solo”, sostiene la directora de Los Pompas. A su vez, Scher reivindica la actividad porque “ensancha el horizonte de lo posible”. “Se desnaturaliza lo impuesto, y esto tiene que ver con que se desarrolla lo creativo, no en soledad, sino en un marco en el que se construye con otros lo que la comunidad quiere contar. Esto es profundamente transformador porque permite vivir mejor y construir los propios relatos. En un país que todo lo olvida y que parece borrar la memoria y la identidad, el teatro comunitario es muy importante porque trabaja sobre esas bases”, agrega.      

Por su parte, Talento, pionero del teatro entre vecinos, complementa  esa mirada: “El teatro comunitario tiene como eje de su accionar el pensamiento transgresor de que “todo ser humano es esencialmente creativo” y en el desarrollo de este potencial está la posibilidad de imaginar otro mundo posible”.

  

* La agenda completa puede consultarse en Facebook: Semana del Teatro Comunitario.