De modo 

que Cervantes 

era manco.

De modo que Cervantes era manco; 

sordo, Beethoven; Villon, ladrón; 

Góngora de tan loco andaba en zanco. 

¿Y Proust? Desde luego, maricón.

Negrero, sí, fue Don Nicolás Tanco, 

y Virginia se suprimió de un zambullón, 

Lautrémont murió aterido en algún banco. 

Ay de mí, también Shakespeare era maricón.

También Leonardo y Federico García, 

Whitman, Miguel Ángel y Petronio, 

Gide, Genet y Visconti, las fatales.

Ésta es, señores, la breve biografía 

(¡vaya, olvidé mencionar a san Antonio!) 

de quienes son del arte sólidos puntuales.