La gloria internacional no hizo su parada en Lanús, el lugar de la Provincia de Buenos Aires donde el fútbol se transmite con pasión y buen gusto. Lo que sucedió en 2013 con la Copa Sudamericana no se pudo repetir, y el equipo no llegó a la cima de América, con lo que hubiera sido el título más importante de su historia. La Copa Libertadores era también una obsesión para este plantel, que protagonizó noches sublimes a lo largo del torneo como ante River y San Lorenzo. El recorrido no fue sencillo, pero los adversario fueron quedando en el camino ante la superación extrema del conjunto de Jorge Almirón. A pesar de todo, el es el hombre que también quedará marcado como el nuevo prócer, en el mismo sitio que Ramón Cabrero.

La final no fue fácil de alcanzar. Lanús fue escalando desde marzo pasado, cuando inició su viaje en el Grupo 7. El primer escollo fue desagradable, debido a que el equipo perdió 1-0 ante Nacional de Uruguay. El desquite llegó una semana más tarde frente a Chapecoense de Brasil, que venía de sufir la tragedia aérea unos meses antes, y Lanús comenzó en esa ciudad a sumar éxitos con la victoria 3-1. La goleada 5-0 ante Zulia de Venezuela, de local, terminó de confirmar la remontada.

El viaje a Maracaibo para la revancha ante los venezolanos sólo le permitió sumar un punto, luego del empate 1-1. El hecho curioso iba a suceder frente a Chapecoense: el equipo argentino perdió 2-1 en su estadio, pero se descubrió que los brasileños hicieron jugar a Luiz Otávio, quien convirtió el gol del triunfo, cuando debía cumplir una fecha de suspensión por su expulsión ante Nacional. De esa manera, la Conmebol le terminó dando el encuentro ganado a Lanús 3-0. En la última presentación de la zona, Lanús derrotó 1-0 a Nacional en Montevideo y finalizó como líder.

Los octavos de final determinaron que el rival sería The Strongest de Bolivia, con la temida altura de La Paz en el medio. El partido había comenzado desfavorable, los bolivianos ganaban por un gol, pero en el final Lanús pudo llegar al empate. La revancha lo mostró mejor parado en el llano, y la victoria 1-0 lo depositó directo en los cuartos de final.

El duelo con San Lorenzo estuvo lejos del ideal en la ida: dos goles de Blandi sentenciaron una derrota dura en el Bajo Flores. Pero Lanús fue capaz de ganar por el mismo resultado en su cancha, y todo se determinó en la definición por penales. El arquero Andrada se erigió allí en el héroe al contener los remates de Caruzzo y el propio Blandi, y resultado final fue 4-3 a su favor con el pase a las semifinales por primera vez.

River llegaba con todo su prestigio y lo venció 1-0 en Núñez. El equipo de Marcelo Gallardo se puso 2-0 arriba como visitante y todo parecía desvanecerse. Sin embargo, la remontada épica, con cuatro goles incluídos, tres de ellos en un segundo tiempo memorable, hicieron lo imposible. Lanús accedía a la gran final y le ocasionaba a River un golpe del que todavía no se pudo reponer. El sueño de llegar al encuentro decisivo se había hecho realidad. Lo que sucedió después fue puro dolor.