La crisis política de Honduras en menos de una semana ha dejado al menos una docena de muertos, una indeterminada cantidad de heridos, lesionados y 700 detenidos, bajo el estado de sitio. Las acciones de vandalismo, que la Alianza de Oposición contra la dictadura que lidera Salvador Nasralla, atribuye a “infiltrados” en las manifestaciones de sus bases que protestan en las calles por el fraude en las elecciones del 26 noviembre, también han dejado cuantiosas pérdidas materiales y económicas. Las protestas callejeras han dejado decenas de pequeños, medianos y grandes negocios destruidos total o parcialmente, algunos de ellos incendiados. 

También fueron incendiados los edificios de las alcaldías de Siguatepeque, en el central departamento de Comayagua, y Langue, Valle, sur, y al menos tres cabinas de peaje en San Pedro Sula, norte, la segunda en importancia del país. En la central ciudad de La Paz, fue quemado un obelisco levantado sobre un bulevar en la entrada del municipio. Las fuerzas del orden detuvieron a 700 personas en horas de la noche entre el miércoles y ayer,  de los que algunos habrían sido puestos en libertad en horas que no rige el estado de excepción, mientras que otros serán remitidos a los tribunales de justicia por violar las leyes, según la Secretaría de Seguridad. La Alianza de Oposición acusa a los cuerpos de seguridad del Estado de las muertes violentas.