Después de un año y dos meses de juicio, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Número 2 emitirá esta tarde sentencia en el tercer debate oral dedicado a recorrer los crímenes de lesa humanidad cometidos en el circuito represivo que conformaron los centros clandestinos de detención de Atlético, Banco y Olimpo (ABO) durante la última dictadura militar. 

  A pesar de la “tensión propia de la época”, la fiscalía espera “condenas acordes a los delitos que se juzgaron” para los nueve acusados del juicio. “En estos momentos no está muy claro nada, pero si lo pensamos desde el lugar desde el que nos tocó vivenciar este juicio, no hay posibilidad de que salga mal”, explicó Gabriela Sasti, fiscal del debate. Junto a Alejandro Alagia, con quien compartió trabajo, solicitaron penas perpetuas para cinco acusados y de 25 años de encierro para los otros dos. 

“Son las penas más altas porque hay homicidios dentro de los casos en análisis. Si el tribunal no llega a acordar con esas condenas estaría negando los homicidios”, apuntó Sasti en diálogo con este diario horas antes del momento en que finalmente se conozca la decisión. La jornada de hoy comenzará con la posibilidad dada a los acusados de que digan sus últimas palabras antes de saber lo que le espera para el resto de sus días.  “Tenemos una expectativa alta de lograr las condenas que solicitamos”, remarcó la fiscal. 

El juicio comenzó el 19 de septiembre de 2016 con el objetivo en las manos de los jueces los jueces Jorge Gorini, Rodrigo Giménez Uriburu y Jorge Alberto Tassara de evaluar la responsabilidad de los nueve acusados en las violaciones a los derechos humanos de poco más de 350 personas. Para ocho de los nueve acusados éste es el primer juicio al que deben enfrentarse. El único represor que ya cumple una condena por delitos de lesa humanidad es el militar Alfredo Feito, a quien sus víctimas del Olimpo recuerdan como “Cacho”, y que fue condenado en el segundo tramo elevado a juicio de la causa. Otros seis acusados fueron efectivos de la Policía Federal: Eduardo Cruz, Raimundo Izzi, Juan Carlos Chacra, Carlos  Lorenzatti, Gerardo Jorge Arraez,y Ricardo Valdivia, “Valderrama” o “Miralejos”. Juan Miguel Méndez integró Gendarmería. El “Ruso” Horacio Marc fue miembro del Servicio Penitenciario Federal. 

Además de que para la mayoría la de hoy será su primera condena, hay otra característica que perfila este tercer tramo bajo juicio de ABO: “La mayoría de ellos integraba cuerpos de Inteligencia dentro de las fuerzas a las que pertenecían. Que recién ahora estén siendo juzgados habla del enorme vacío de información que hay todavía en relación a esos cuerpos de Inteligencia, de su importancia en plan de represión y exterminio y del desafío que tenemos por delante”, destacó Sasti. 

Hubo cerca de 15 homicidios entre los delitos bajo análisis, los de las personas cuyos restos fueron hallados en las costas de San Clemente. El resto de los 352, son casos de personas que estuvieron secuestradas en los centros clandestinos que integran el circuito. Casi todas permanecen desaparecidas. Entre esos casos hubo varios que ya fueron revisados en tramos anteriores y otros nuevos, como el del secuestro y desaparición de la mamá de Josefina y Francisco Giglio, que presenciaron el ataque de la patota y fueron dejados en la casa de un vecino. Otro de los hechos por los que los juzgaron a los acusados fue el secuestro y la desaparición de 19 estudiantes secundarios que militaban en la UES, desarrollado por los imputados entre el 16 y el 18 de febrero de 1977. 

El circuito ABO consistió en un corredor entre tres centros clandestinos de detención con fuerte presencia de la Policía Federal. El Club Atlético estaba ubicado en Paseo Colón y San Juan, en un predio en donde funcionó la División Suministros de la policía hasta que comenzó a construirse la autopista 25 de Mayo. Cuando sucedió eso, las víctimas allí secuestradas fueron llevadas a El Banco, un predio situado a 200 metros de la intersección de la Autopista Ricchieri y el Camino de Cintura, en el partido bonaerense de La Matanza, que se mantuvo operativo hasta 1978. En agosto de ese año comenzó a funcionar El Olimpo, en la División Mantenimiento de Automotores de la Policía Federal en Lacarra y Ramón Falcón, en la ciudad de Buenos Aires, hasta principios de 1979 que dejó de ser utilizado.