La película Hiroshima mon amour es la historia de un apasionado encuentro, que se funde con un gran amor del pasado, entre un arquitecto japonés y una actriz francesa en Hiroshima en 1957. Durante las veinticuatro horas que pasan juntos, los dos protagonistas hablan de sus dolorosos recuerdos. El hombre evoca la guerra de Hiroshima, la mujer cuenta su historia de amor con un soldado alemán durante la Segunda Guerra Mundial.
La película, dirigida por Alain Resnais y escrita por Marguerite Duras, transcurre entre escenas de ficción narrativa y secuencias documentales. El diálogo que se establece entre los actores es un intento de nombrar lo real de la guerra y la muerte. "Ella: Hiroshima es tu nombre. Él: Te llamas Nevers. Hiroshima sigue siendo una ciudad cuyos fantasmas de muerte invaden el presente: 'En Hiroshima no se vio nada'". Los cuerpos de los amantes gozan y comparten no solo un deseo erótico, sino también un dolor crudo, imposible de decir. Esta es la relación imposible entre un hombre y una mujer.
También es un imposible que concierne a la tragedia colectiva de Hiroshima y a una tragedia individual que tuvo lugar en Nevers. El encuentro entre estos dos amantes trae de vuelta el recuerdo de un amor loco vivido durante la juventud de la heroína, despierta el dolor de la pérdida de su amante asesinado ante sus ojos en Nevers.
El hecho de que se quede toda la noche junto al cuerpo de su amante asesinado da testimonio de un amor fuerte y devastador. Un amor que compensa la relación sexual, que en un combate cuerpo a cuerpo empuja al sujeto a creer en el Uno. La heroína no se desvincula de este primer amor imposible, que se repite con un segundo amor igualmente imposible en Hiroshima.
En la película domina el retorno de los sentimientos románticos de un viejo encuentro a uno nuevo, la búsqueda de un amor que repite el vínculo con el objeto perdido que el sujeto busca constantemente.
En este sentido, el verdadero objeto de la relación amorosa en Hiroshima es el objeto a enmascarado encarnado por la persona perdida y que es la causa del deseo de la heroína.
Esto explica por qué “cualquier alemán irremplazable puede encontrar inmediatamente un sustituto perfectamente válido en la primera persona japonesa que encuentre en la esquina”.
*En Psicoanálisis Lacaniano del 2025/04/04.

