Un adulto rosarino necesitó $402.631 para no caer bajo la línea de pobreza durante el mes de marzo, mientras que la línea de indigencia quedó en torno a los $147.436, según el último informe de la Usina de Datos de la Universidad Nacional de Rosario (UNR). El relevamiento arrojó un aumento generalizado en el precio de los de los alimentos frescos, que impactó de lleno en la Canasta Básica Alimentaria de la ciudad. En tanto, una familia compuesta por dos adultos y dos menores, propietarios de una vivienda, requirió $1.198.406 para no ser pobre y $458.526 para satisfacer sus necesidades alimentarias básicas. “Hay un montón de necesidades que no están contempladas en estos indicadores, pero son como una especie de base sobre la que hay que seguir mirando este tema tan complejo, que son las condiciones materiales de vida”, señaló Paula Durán, coordinadora del organismo.
El informe de la Usina de Datos reveló que durante marzo, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) para un adulto equivalente de Rosario, ascendió a $147.436. La cifra significa un aumento del 5,8% respecto a febrero, mientras que en la comparación internanual, el aumento llegó al 29,9%. En los primeros tres meses del año, la canasta que establece la línea de indigencia acumula una suba del 12,5%.
Por su parte, la Canasta Básica Total (CBT), que incluye bienes y servicios no alimentarios, fue de $402.631. El monto representa un incremento del 3,6% respecto al mes anterior, con una variación del 28,9% en relación al mismo mes del año pasado. Durante los primeros tres meses del 2025, la canasta que establece el umbral para la línea de pobreza, acumuló una suba del 9,5% en la ciudad de Rosario.
Según el organismo, el mes de marzo estuvo marcado por un aumento generalizado en los precios de los alimentos frescos, que impactó de lleno en ambas canastas. Entre ellos aparecen las raíces y tubérculos (63,7%) y las verduras y hortalizas (37%). También se registraron aumentos en productos como azúcares y dulces (7,5%), huevos (5,6%), pan (4,1%) y carnes (3,3%). “El peso de los alimentos en el consumo total aumentó, fenómeno que suele observarse en contextos inflacionarios, especialmente en los hogares de menores ingresos”, describe el relevamiento.
En ese marco, Durán explicó que marzo fue un mes de aumentos considerables, luego de un período de cierta estabilidad en los precios. “Fundamentalmente tiene que ver con el aumento de los alimentos, en especial las verduras y los productos frescos. Eso es lo que más traccionó hacia arriba y lo que tuvo mayor incidencia, repercutiendo en todo el resto de la canasta, que no había tenido fuertes aumentos. En enero y febrero se había estabilizado y en marzo volvimos a ver un incremento”, describió en diálogo con Rosario/12.
En el informe también se releva la situación según distintas composiciones familiares. Así, una familia integrada por dos adultos y dos menores, que son propietarios de una vivienda, necesitaron $1.198.406 para cubrir la Canasta Básica Total y $458.526 para saldar las necesidades alimentarias básicas. “Esto es lo que se considera como el umbral mínimo necesario para no quedar por debajo de la línea de pobreza. Hay un montón de necesidades que no están contempladas en estos indicadores, pero son como una especie de base sobre la que hay que seguir mirando este tema tan complejo, que son las condiciones materiales de vida”, detalló la coordinadora de la Usina.
A su vez, un hogar monoparental, conformado por un adulto y dos hijos menores, que no son propietarios del hogar donde viven, necesitó $973.835 en marzo para no caer en la línea de pobreza y $319.936 para no caer en la línea de indigencia. Mientras que para una pareja de jubilados, propietarios de su casa, esos montos ascendieron a $583.477 y $221.154. Por último, dos jóvenes que conviven en un hogar, sin ser propietarios, necesitaron $915.966 para costear la canasta básica total y $300.770 para cubrir la canasta alimentaria.
La medición también pone el foco en los rubros que representan el mayor gasto para estas familias. En ese ítem, alimentos y bebidas lidera el ránking, representando cerca del 30% del gasto. Luego le sigue vivienda y servicios básicos, que en el caso de los hogares de una sola persona tiene un gasto superior al 20%, pero que se reduce a medida que aumenta la composición familiar. En tanto, el transporte y las comunicaciones representaron entre el 15% y el 20% de los gastos hogareños.
“Los hogares no propietarios destinan una proporción mayor de su gasto total al rubro vivienda y servicios (26,7%) que los propietarios (10,4%). En contraste, los hogares propietarios destinan un mayor porcentaje a alimentos y bebidas”, describe el informe. Una situación similar se observa con la presencia de niños, donde se observa un mayor gasto del rubro educación, en relación a aquellos hogares sin menores de edad. “En hogares con personas mayores de 65 años, el gasto en salud asciende a 10,5%, comparado con el 5,5% en el resto de los hogares”, se agrega en el relevamiento.
“Como las canastas básicas totales, o las líneas de pobreza son muy distintas según el tamaño del hogar, nosotros buscamos diferenciar según el régimen de tenencias, si son propietarios o no propietarios, si el hogar tiene niños a cargo o si tiene personas mayores, porque las estructuras de gasto y las necesidades varían en esos hogares”, detalló Durán. “Armamos canastas básicas totales, o sea, líneas de pobreza alternativas, según las características de distintos tipos de hogares”, completó.
Por último, la coordinadora de la Usina de Datos adelantó que en los números de abril se observa “mucha variabilidad” en distintos puntos. “Vimos rubros que tuvieron fuertes incrementos y otros que tienen un componente estacional muy marcado. Creo que va a haber una compensación entre algunos rubros que tuvieron fuertes incrementos y otros que bajaron su precio”, evaluó. “Sabemos que hay varios ajustes en lo que son algunos rubros como servicios y otros ítems de la canasta básica total, pero que todavía no sabemos cómo será su impacto para este mes”, finalizó.