Desde la Escuela Normal Superior Nº 1 de Rosario denunciaron la vandalización de dos placas que reivindican los derechos humanos y las consignas de memoria, verdad y justicia. El ataque ocurrió durante el fin de semana, aunque no se pudo determinar con precisión en qué momento se violentó el espacio y, en principio, no habría cámaras en el lugar que hayan registrado el suceso. Son dos obras realizadas con mosaicos: una que representan el pañuelo de las Abuelas de Plaza de Mayo y otra que simboliza la masacre de Napalpí, con una bandera Wiphala. Desde el establecimiento entienden que fue un hecho premeditado. “Martillaron con un objeto contundente, porque no son placas que se rompan así nomás”, indicó María Victoria Guzmán, docente del Normal 1. “Hay una suerte de clima de época que propicia estos hechos”, añadió.

La información se conoció a partir de un comunicado difundido en las redes sociales del establecimiento, donde informan sobre “un acto de vandalismo” en una de las puertas de ingreso al colegio, por calle San Juan, donde se encuentran las placas con consignas vinculadas a los derechos humanos. “Repudiamos este accionar en tanto comprendemos que no es un hecho aislado, sino que el mismo es la expresión de la violencia y el negacionismo de este tiempo que estamos atravesando”, señala el comunicado. “Lamentamos profundamente lo ocurrido y seguiremos en el convencimiento de educar en el marco de derechos y en defensa de la escuela pública”, agrega.

En concreto, son dos placas realizadas bajo la técnica de mosaiquismo. La primera es un pañuelo que identifica a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, que fue colocado el año pasado en el marco de un proyecto nacional denominado “30 mil pañuelos por la memoria”. Se trata de una iniciativa nacida en La Plata en 2018 y que propone “mantener viva la memoria mediante el arte”, colocando la tradicional imagen que simboliza a la lucha de las madres y abuelas, en las fachadas de las casas, escuelas, plazas, instituciones y sitios de memoria. En siete años, llevan más de 25 mil pañuelos instalados a lo largo y ancho del país.

“La consigna del proyecto propone colocar el pañuelo en un lugar público y, como están a la intemperie, tiene que estar hecho con materiales que resistan a la lluvia, al sol y que no se deteriore con las distintas condiciones climáticas”, explicó Guzmán a Rosario/12. “Martillaron con un objeto contundente, porque no son placas que se rompan así nomás. Quedaron muy destrozadas y eso está hecho con azulejos, un material que es resistente, que es difícil de romper”, añadió.

Guzmán es docente de biología y trabaja en el Normal 1. Con la repercusión del proyecto platense, propuso instalar la placa en el establecimiento educativo rosarino y tuvo el visto bueno de los directivos. Diseñó y creó el pañuelo con sus propias manos, en el taller de mosaiquismo del que participa, por fuera de su tarea pedagógica en la institución. Con la ayuda de otra docente, Micaela Giuliano, finalmente lograron colocar la placa el año pasado, en el marco del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia.

“La placa del pañuelo está desde marzo de 2024. En el nivel superior comenzamos las clases en abril, pero durante el mes de marzo tenemos un cursillo para los ingresantes al profesorado, donde uno de los ejes que trabajos es el de los derechos humanos. Yo soy profesora de biología, pero creo que los derechos humanos son valores básicos de la educación en general”, contó y agregó: “Estamos muy afectados por esto. Nos duele que estas cosas pasen y que haya este nivel de impunidad en cuanto a hechos que son tan simbólicos”, detalló.

La segunda placa tiene que ver con una conmemoración a la masacre de Napalpí, recordando la matanza de cientos de personas integrantes de pueblos originarios a manos de la policía chaqueña y grupos paramilitares de los estancieros de esa región. La propuesta surgió de la ex Regente del Normal 1, María Claudia Villarreal, profesora de historia y antropóloga, ya jubilada, que trabajaba la temática intercultural. La ejecución es de la artista es Natalia Ferruchi, del Taller de Arte El Patiecito. En la placa se observaba la bandera Wiphala, símbolo de los pueblos originarios, y una frase escrita en lengua Qom.

“El pañuelo fue lo que más deterioraron. Después, en la placa de abajo, rompieron la Wiphala y algunas palabras puntuales como justicia y genocidio. También la frase en Qom. El resto de la obra, que tienen como un fondo de adorno, quedó intacto. Por eso creemos que es una rotura muy simbólica, no fue algo solamente por hacer un daño material”, evaluó Guzmán. “Se ve que hay gente que no está muy de acuerdo con que estás cosas se trabajen en la escuela, o que aparezcan en forma de mosaico como parte de una conmemoración”, lamentó.

Desde la institución desconocen cómo se dieron los hechos. Según explicó Guzmán, las placas están colocadas en la columna de ingreso al nivel primario del colegio. “Son dos columnas grandes que están en medio de una reja que dan hacia el centro de la plaza”, explicó y añadió: “Es un lugar que quizás está un poco expuesto, porque son rejas muy antiguas; hemos visto chicos que por ahí saltan a jugar al fútbol en el patio de la escuela. Pero no sabemos quién fue y no encontré cámaras en el medio de la plaza que enfoquen hacia ese lugar, como para poder hacer una denuncia y solicitar los videos”.

El hecho recibió el repudio de distintos organismos de derechos humanos, organizaciones y gremios. Por lo pronto, la docente adelantó que la intención es que ese lugar siga reivindicando la memoria y los derechos humanos: “Tenemos que ver si es posible hacer una reparación en las columnas o si hay que desmontarlo, repararlo y volverlo a colocar. O si directamente hacemos otro nuevo. Pero la idea es que esto siga estando y no agachar la cabeza. Estamos viendo cómo lo vamos a hacer”.

No es el primer hecho del estilo que se da en la ciudad y la región en el último tiempo. En octubre de 2022, uno de los pañuelos pintados sobre la plaza 25 de Mayo, donde los jueves se realiza la tradicional ronda de las madres, apareció vandalizada con la leyenda “fueron 8 mil”, en una provocación que pone el foco en el número de desaparecidos. En noviembre de 2023, también aparecieron pintadas negacionistas en la plaza San Martín de la ciudad de San Lorenzo, que generaron el repudio de las organizaciones de derechos humanos de toda la región.