“Ya llevamos más de 1.100 panaderías cerradas en la provincia de Buenos Aires en lo que va de la gestión de este Gobierno nacional”, aseguró Martín Pinto, presidente del Centro de Industriales Panaderos de Merlo. El dirigente y referentes de la Cámara de Industriales Panaderos sostuvo que las subas de precios en las materias primas, los aumentos en las tarifas y la caída del consumo en los comercios dan forma a un combo letal para la actividad.
En los últimos días, una doble noticia terminó de acentuar el complejo estado de las panaderías artesanales bonaerenses. Según indicó Pinto, el viernes 25 se confirmó el cierre de otras doce panaderías de barrio en la provincia. En paralelo, este lunes el conjunto de proveedores que abastecen el rubro anunciaron un incremento en sus precios de entre el 8 y el 10 por ciento. Esto llevó a la pérdida de entre 6 o 7 puestos de trabajo por panadería.
“La realidad es que estamos cada vez más complicados y, si seguimos así, con este gobierno vamos camino a la extinción de la industria panadera”, advirtió Pinto. Sucede que el sector atraviesa múltiples golpes desde que asumió Javier Milei y el conglomerado de costos que deben afrontar no es consecuente con la inflación publicada por el INDEC y, mucho menos, con el poder adquisitivo de la sociedad.
Con la representación de más de 600 panaderías al hombro, Pinto denunció el devenir de las consecuencias del modelo económico aplicado por Milei desde el primer minuto de la gestión. Hacia fines de enero de 2024, ya habían bajado la persiana 32 panaderías bonaerenses, lo que significó una panadería menos cada dos días.
En aquel entonces, la reciente megadevaluación orquestada por Luis Caputo detonó el precio de la harina, la margarina y los servicios públicos, lo que impulsó el aumento del kilo de pan en un contexto de recesión económica.
Volviendo a estos días, donde la inflación de marzo fue un 50 superior a la de febrero y no se esperan bajas para el mes de abril, también se conoció que el salario mínimo vital y móvil está en pisos históricos. Según el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina que comanda la CTA, desde 2024 se redujo a menos de la mitad que en 2015 e, incluso, es más bajo que la década de los años noventa.
La película completa que relató Pinto a este medio muestra que, durante el año pasado, el consumo de pan se contrajo un 54 por ciento en la provincia de Buenos Aires, la cual concentra el 40 de los argentinos. Además, fue el año donde el consumo de carne tocó los peores niveles en los últimos cincuenta años y el de leche fue el más pobre desde 1990.
Lo mismo viene marcando Pablo López, ministro de Economía de Axel Kicillof. “La caída de los ingresos de las familias argentinas sigue deteriorando los niveles de consumo y en febrero las ventas en supermercados nacionales se posicionaron un 8,3 por ciento por debajo del nivel previo a la asunción del Gobierno nacional”, subrayó en uno de sus últimos tuits.
Según señala Pinto, una de las consecuencias claras de los cierres en las panaderías es la pérdida de empleo. El dirigente panadero manifestó que hay un promedio de entre 6 o 7 empleados por comercio del rubro, por lo que estima que se perdieron miles de puestos de trabajo en la provincia.