"Las prohibiciones tenían un apoyo popular, estaba lleno de columnas en el diario La Nación reclamando por 'las buenas costumbres', no era solo que a alguien se le ocurría", señala Viviana Scarlassa. La cantora reeditará su espectáculo Canciones prohibidas este domingo a las 20 en La Tierra Invisible (Av. Del Barco Centenera 1099) junto a Guillermo Martel y Hernán Ielapi. En el show, Scarlassa desanda el camino de las prohibiciones que sufrió el tango desde 1933, que incluyeron la censura al lunfardo, la eliminación de referencias al alcohol, las drogas o a "relatos poco edificantes". Es el resultado de una larga investigación de la cantora en torno al tema, que no se limitaba a los caprichos de las dictaduras e interrupciones militares que sufrió Argentina durante todo el siglo XX, sino que fue un fenómeno bastante más complejo, y con patas civiles.

-Habías hecho este espectáculo hace varios años, ¿por qué volver a él?

-Mi necesidad de reeditar este show tiene que ver con mis propias ganas de contar que el arte sí es importante. Que cuando una expresión artística es genuina, popular, tiene algo para decir, incomoda al poder. Por otro lado, también quería contar esto a través de la palabra y hablando sobre la palabra, porque creo que es una de las cosas más cascoteadas en este presente de imagen y de pantalla-espejo que estamos viviendo. 

-¿Ves la palabra en retroceso?

-Sí, y poner a la palabra en un lugar destacado era una necesidad personal. Estamos en un mundo de redes sociales, de imagen. La palabra requiere otros tiempos y procesos. Ahora los videos tienen que ser muy cortos, ya no pueden durar ni siquiera un minuto porque la atención de la gente se pierde. Me parece interesante esta idea de la narración histórica, del contar, de todo lo cultural que se pone en juego en la palabra.

-¿Qué cosas incorporaste al show durante los últimos años?

-Algunos datos históricos; la investigación está bastante más profunda en eso. También me animé a entrar un poco más en algunos temas un poco controversiales, que todavía hoy pueden ser de debate. Agregamos algunas canciones que no estaban en la versión anterior. Creo que lo que se pone cada vez más interesante es la investigación.

-¿Qué temas eran "controversiales"? ¿Y por qué?

-Los temas controversiales tienen que ver con las diferencias que aparecen entre investigadores, donde desde una mirada personal creo que también se pone en juego la ideología. Por ejemplo, el rol de la Iglesia, ¿participó o no? ¿Es verdad que estaba involucrado Monseñor Franceschi? ¿No es verdad? ¿Cuál es el rol de Hugo Wast? Hay quienes dicen que sí fueron parte, quienes dicen que no. El rol de Perón, porque cuando él comienza su presidencia las prohibiciones estaban muy presentes y eran muy fuertes, pero después es él mismo quien personalmente las levanta. Bueno, hay mucha cosa histórica muy interesante, compleja, donde meterse de lleno en la investigación y tratar por lo menos de narrar los hechos con la mayor seriedad posible.

-El contexto de la primera presentación de Canciones prohibidas era muy distinto. ¿Cómo ves la coyuntura actual?

-Creo que estamos atravesando un contexto complicado. Está esta idea de que el arte debe ser una mercancía, la falta de políticas culturales, que disuelvan el Ministerio de Cultura. Son temas ideológicos, no económicos. Pretenden instalar esta idea del Estado ausente, el Estado pequeño. Dicen que si tu arte fuese bueno lo venderías muy bien porque te comprarían entradas miles de personas, venderías miles de discos y podrías producir con lo que ganás. No discutimos que el arte pueda ser también una mercancía, sino que lo reducen solamente a eso. Porque el arte cumple otro montón de funciones. Justamente ayer estaba releyendo un poquito a Freud sobre el malestar de la cultura. Y ahí está muy claro de lo que estamos hablando: el arte sí es importante en la vida de los seres humanos y suma a la no deshumanización. Creo que ese tipo de cuestiones son ideológicas y que está bueno llevar adelante políticas culturales. Ahora son banderas que estamos llevando adelante los artistas, los gestores culturales o los difusores.

Ante el presente de negacionismo o –peor– la reivindicación oficial de la última dictadura cívico-militar, Scarlassa también lamenta el presente gubernamental. "Es una mezcla de bronca y de tristeza, que se vuelva a algunos discursos como el de los 'dos demonios' y esas cosas que parecían saldadas. También hay que tener en cuenta que, por ejemplo, el negacionismo en países como Alemania está considerado un delito, o sea, no es un tema menor, que además viene acompañado de la permanente arenga del discurso de odio, que es lo que creo que es totalmente inconducente", señala. A ese resurgir represivo y retrógrado, Canciones prohibidas lo enfrenta desde el rincón tanguero del mundo con una de las armas más poderosas de la cultura popular: la memoria.