“La gente está cansada y sin un mango. Viven viendo Netflix, escuchando podcasts y trabajando home office. Hay que recuperar la pasión y el compromiso político”, dice Lucas Difonzo, voz y guitarra de Fonso y Las Paritarias.

Nacido en Ituzaingó y criado en Castelar. Su carrera solista comenzó en 2015 con Zugzwang, un disco íntimo grabado en su habitación. Le siguieron Some Plays (2017), Anmeldung (2019), Wedding (2020) y Día del Trabajador (2023). Si bien hoy vive prácticamente de la música, durante muchos años fue cocinero y hasta cayó en la promesa de Europa como una fiesta, pero como dice él “lo mejor de irse, es volver”.

La banda que se conoció por amigos de amigos que también venían tocando hace años en el under, está compuesta por Elena Radiciotti en Bajo y Coros, Martín Luchina en Teclado y Coros. Piter Mazda en Guitarra Eléctrica y Coros, Octavio Majul en Percusiones y Coros, y Sebastián Puntillo en Batería y Coros.

Les gusta definirse como un grupo de poetas: “Porque nos gusta pensar, escuchar y conversar. Las canciones necesitan ese condimento que es la pasión por las palabras, los cuentos y las historias. Los acordes y las escalas se practican. Hay que practicar la conversación y la escucha también”, dice Difonzo.

Son todos muy lectores y en sus canciones se refleja. Ya es casi un hit el tema “Poeta maldito” que habla de Carlos Busqued. Entre sus autores preferidos, Difonzo menciona a Marechal, Sarmiento, Borges, Perlongher y Gombrowicz.

Sus influencias musicales incluyen desde Los Redondos, Calamaro, White Stripes, Horacio Guarany, Deep Purple, Virus, Mercedes Sosa hasta John Coltrane.

“Nos gusta mucho la música, entonces estamos yendo a nuestra propia dirección. No estamos siguiendo el camino de nadie. Tenemos un pastizal gigante frente a nosotros que lo tenemos que ir cortando mientras vamos caminando”, explica Difonzo.

El nombre de la banda, Fonso y Las Paritarias, no es un capricho ni un accidente. Surgió en 2023, en un contexto de efervescencia política marcado por las elecciones presidenciales y la victoria de Javier Milei. “La primera fecha del primer recital fue en San Miguel, en un bar que se llama Isla Michi, y hacía mucho frío. Ahí estábamos charlando sobre cómo nos podíamos llamar, porque hasta ese momento el proyecto se llamaba Fonso nada más. Y a Elena divagando entre palabras, se le ocurrió ‘paritarias’. En un momento se iba a llamar Fonso y la ruta del dinero K, pero paritarias fue mejor”, cuenta con una mezcla de humor y nostalgia. El término “paritarias”, cargado de connotaciones sindicales y de lucha obrera, refleja el espíritu combativo de la banda, que no rehúye el compromiso social en su música.

No se identifican con la etiqueta “indie”, un término que, según Difonzo, ha perdido especificidad. “¿Qué representa el indie? Algunos dirán que es un género de música, otros dirán que son los proyectos independientes. Otros dirán que son las banditas de Palermo y de Capital. Todo entra en la misma bolsa. Eso es lo que yo estoy, entre comillas, criticando. Me parece que cuando se habla de indie no se habla de nada en general, porque se habla de todo”, reflexiona. Para la banda, el objetivo es claro: hacer algo que “no dé igual”, que tenga un compromiso con las raíces y la patria.

En cuanto a la escena musical actual, Difonzo es optimista: “Está buenísima la escena. Yo creo que hay un montón de bandas. Creo que está volviendo el rock también. Hablando de indie, hay menos bandas que en 2017 que hagan indie. La mayoría hacen post-punk, rock o incluso pop”. Sin embargo, reconoce las dificultades de sostener un proyecto musical en el contexto actual. “Está de más decir que estamos viviendo una crisis. No diría que es como el 2001, porque nada es igual, pero estamos viendo una crisis económica y una crisis cultural”, señala.

Paradójicamente él ve la crisis como una punta de lanza. “Cínicamente puedo decir que en todas las crisis surge el arte más fino, más visceral. La música que aparece en momentos de crisis es la que termina perdurando más en el tiempo, porque está hecha con sangre, con ganas, con hambre”, afirma Difonzo. En un país donde “la gente no tiene plata para ir a los recitales” y los costos de girar son prohibitivos, la banda apuesta por la pasión como motor. “Vale mucho la pena hacer música por ejemplo en un momento como el de ahora”, sentencia.

El recital que brindaron el primero de mayo pasado en Niceto fue un ejemplo. La gente coreaba “La patria no se vende”, soltaba a cada rato unos “Viva perón” y agitaba un “El que no salta es militar”. “Caía por su propio peso la idea de tocar el Día del Trabajador. Aparte porque es una fecha donde nadie trabaja, o sea, no hay bandas generalmente. Así que teníamos los lugares disponibles y la gente disponible para venir a vernos”, explica Difonzo.

El show tuvo sus perlitas con las apariciones de el mono de Kapanga, o Ramiro Sagasti de Perez. “El mono es amigo nuestro y no se quiso perder el día del trabajador”, dicen.

El disco homónimo de la banda, compuesto en el invierno de 2024 se compuso en un encierro bucólico en el conurbano sur. “Estábamos rodeados de árboles centenarios y reliquias de nuestra patria, entre conversaciones de historia, literatura, música y política, al calor y candor de una salamandra a leña. Fue ahí que empezó a cocinarse nuestra mitología. Porque la tradición no es la excusa para un llanto nostálgico sino un llamado a la acción. El tesoro está adelante, no atrás”, reflexiona Difonzo.

Las catorce canciones que lo componen recorren geografías bonaerenses, desde los “pantanosos oasis del conurbano oeste” hasta Retiro, Parque Lezama, el bosque de Hudson, el Cine York y La Plata. Son historias de “palmeras, malandras, contactos falsos y días de consenso”. Es un disco que contó con colaboraciones de lujo como Daniel Melingo, Marilina Bertoldi, El Príncipe Idiota y Cuino Scornik.

No necesito una remera de HyM dice una de las letras. “La generación de los nacidos en los 2000 está hundida en la timba, el individualismo y la prostitución online”, dice. Esa misma canción lleva por título “Yo sigo pensando igual”, es que según él: “El peronismo no corre el riesgo de desaparecer, pero va a necesitar un poco más de compromiso por parte de nosotros, el pueblo. Es una doctrina que requiere de pasión y de sudor. Quizás esta crisis nos ubique”, concluye el cantante con esperanza.

La banda se puede escuchar en todas las plataformas y próximamente estará de gira por todo el país.