En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana hizo un fuerte contraste entre la asunción del Papa León XIV, con su pasado como obispo en Perú y su mirada cercana a la Francisco, con la actualidad social y política que vive Argentina, donde el Presidente Javier Milei aseguró que no existe la explotación laboral porque los trabajadores le compran el dinero a los empresarios.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Habló el Papa, y habló como Francisco. Políticamente todo dice que fue un muy buen jugador del pueblo en el Perú. Como norteamericano… un buen latinoamericano.

Francisco dejó herencia. Cuando falleció, pensamos que podía ser africano o un norteamericano el nuevo Papa. ¿La Iglesia consideraría la amenaza que se cierne sobre la humanidad con un tipo de la catadura de Trump? Es más fácil enfrentarlo con un compatriota.

Francisco designó cardenales evidentemente consustanciados con su doctrina. Y el legado parece entusiasmar a una parte del mundo. Hace falta. Piensen en lo que le escucharán en un ratito a Milei: dice que los trabajadores explotan a los empresarios porque compran dinero a través del trabajo. No importa si usted no entiende. Yo tampoco.

A todo eso sume la ficha limpia. Los bichos de El Eternauta lograron que esa fuese una discusión del Congreso. Hay desesperación en millones de personas, pero los “ficha limpia” consiguen la discusión. Poco importa si no ganaron. Mejor.

Pero el triunfo es otro: es hacer ese mamarracho, cometer esa brutal injusticia y ponerlo en la agenda del órgano legislativo más importante. Nada más entrar al recinto para pelearse por eso ya es una victoria de estos seres extraños, entre los que camina muy oronda Bullrich. Se apartan cuando pasa. Ella entiende.

Lospennato acusa a Milei, Milei a Lospennato. Y el sistema que los maneja les da aire a los dos. No interesa lo que dicen. Juegan para la vieja diatriba fake de los historiadores de este tiempo.

Son serviles a un sistema cada día más injusto, en el que Milei acusa a los trabajadores de ser los que explotan, los canallas. Una locura: que el laburante estafa a su patrón. Que la ficha limpia la puede pedir una persona como Lospenato, apelando al sentido más estricto y público de su propia corrupción.

Por eso viene bien un Papa bueno. Francisco seguirá entre nosotros: con las villas, con San Lorenzo, con el peronismo, con la doctrina social de la Iglesia. Cada día —si este León le sale tan bueno como parece— Francisco se parece más al que tenemos en el corazón. Y no se precisa ser católico para sentirlo así.

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