La presencia de Luis Salinas siempre es un momento de relieve, y en estos días visita la ciudad gracias a la gira que incluye también a Paraná y Santa Fe. Esta noche, a las 21 en Teatro Lavardén (Sarmiento y Mendoza), el guitarrista de reconocimiento internacional presenta Hay que seguir, el extraordinario proyecto musical que incluye cinco álbumes: Solo Guitarra, Música Argentina, Latin I, Latin II y Los Salinas, dedicados a los diversos géneros que cimentaron su trayectoria. “Por distintas cosas, hace nueve años que no sacaba un disco, pero se dio la posibilidad y terminó siendo como una pequeña obra; hay música que hago en mi casa y con la viola, y resolví ponerla ahí, también música argentina, de folklore y tango. Y después, el disco Los Salinas, donde canta mi hija Rita y toca mi hijo Juan”, explica Luis Salinas a Rosario/12.

“Terminó siendo una pequeña obra dedicada a Silvita. Vos sabes que yo conocí a Silvia (Alegre) yendo a Rosario; y siempre le digo a Juan que si no hubiera venido a Rosario, él no estaría acá. Así que este disco tiene una carga muy importante para mí. Te diría que es el disco más importante, porque en él están mis hijos”, continúa, en recuerdo de su exmujer.

-¡Qué voz especial tiene Rita!

-Qué lindo que lo reconozcas. Vos sabés que ella, cuando caminaba, cantaba; y cuando yo le decía que cante, no lo hacía. Una vez me dijo: “Mirá papá, voy a cantar cuando yo lo sienta; además, soy tímida. ¿Ok?” (risas). El día anterior a que entrara a grabar, vino y me dijo: “Papá, mañana vas a grabar, ¿no? ¿No querés que cante?!” Así que imagínate. Al otro día se grabó tres temas. La cosa maravillosa de poder hacerlo con Juan y con ella, así que estoy como loco. Mi hermana me dijo un día: “Vos amás tanto la guitarra y la música, que Dios te regaló los hijos que tenés, como Juan y como Rita, que están adentro de la música”. Poder grabarlos, y que eso quede para siempre, hace que me sea muy difícil ser objetivo.

-Esto que decís me resulta notable, porque ellos pasaron a estar dentro de tu música desde el momento en el integraron tu vida.

-Hay una frase de Rita que es hermosa. Cuando tenía 6 años, yo estaba tocando la guitarra, pasó al lado mío y me dijo: "Papá, tocar la guitarra es como cantar con las manos, ¿no?". Me mató esa frase, está llena de poesía y de música. Le gusta el jazz, naturalmente; conoce bien lo que es la improvisación, los pianistas, los saxofonistas, canta canciones de Tony Bennett; ahora, ¿qué va a hacer con eso?, no sé, porque yo no soy de obligar a nadie a hacer nada. Ojalá que tenga la necesidad de hacerlo, y ahí es probable que haga una carrera; porque la música, para ser una carrera, tiene que ser una necesidad. Es como un gran amor, ¿no? Una cosa es decirle a una mujer “quiero verte”, y otra cosa es decirle “necesito verte”. Así que vamos a ver qué pasa con ella, pero por ahora, por supuesto, soy muy feliz.

-Desde luego que la música requiere de una formación, pero antes hay que vivirla, ¿no?

-Bueno, todo parte de mi viejo. Cuando él tenía 11 años, en una radio del Chaco, en Sáenz Peña, iba y tocaba bombo, guitarra y armónica, era una especie de niño orquesta. Y era muy gracioso; mi abuela me contaba que le decían: “Vení la semana que viene”, y el viejo iba al otro día, a ver si lo dejaban tocar de nuevo. Entonces, la música ya viene de él. Toda vez que me decía: “Yo no sé si soy bueno, pero que soy músico, soy músico”, yo le daba un abrazo. Todo viene de ahí.

-Al momento de presentar estos shows, ¿qué música estás privilegiando?

-No puedo tener a Rita todavía porque es chica para andar viajando, tiene su colegio y sus cosas; así que hay temas que no vamos a hacer; pero sí está Juan, y la idea es hacer un poquito de cada cosa, de cada disco, algo de solo guitarra, de música argentina, otra de latin jazz, y por supuesto la canción que hice para Silvita (“Hay que seguir”). Pero a veces la noche te lleva a otros lugares, porque el concierto, siempre digo, es una cosa única e irrepetible, y lo hacemos entre todos. Yo llevo una cosa pero a veces sucede otra, o puede venir algún invitado, o me piden algún tema que no está dentro del disco. Me dejo llevar hacia donde la música quiere.

-En relación a Juan, ¿qué notás ha desarrollado en su camino musical?

-Mirá, cuando Juan empezaba a tocar, le dije: “Vos tenés que sentir tus notas, escuchar a tus compañeros y disfrutar. Y pensá siempre que ningún músico es más importante que la música”. Siempre hay que tratar de aprender, porque la música es tan genial que siempre te ofrece algo. Y él anda por ese camino. Yo creo que él nació para para la música, para el arte. Tiene eso ahí adentro. Y bueno, yo siempre digo que Dios te da una condición y está en vos desarrollarla; o se queda ahí, en una condición, o vos la desarrollás. Y bueno, en eso está Juan, y yo lo apoyo y me gusta lo que hace. Y lo disfruto, es lo más objetivo que te puedo decir.

-Los veo frente a frente con la guitarra, parecidos, pero al fin y al cabo, diferentes.

-Siempre tratando de que él sea único, que sea Juan y tenga su personalidad. Hay un concierto que hicimos en Rosario, cuando él era chiquitito; lo tengo grabado y toca con una pasión que me mata. A veces lo pongo y le digo: “Acordate de cómo tocabas ahí. Nunca pierdas eso”. Y eso es la pasión. Ahí me siento muy identificado, porque yo era así de chico. El deseo es muy importante en todas las cosas que uno hace, cuando uno se aburre, aburre al que escucha y al que toca con vos. Hay que disfrutar y los músicos estamos en el mundo para disfrutar y hacer disfrutar. Si logramos eso, está justificado.

-Más aún en estos días grises.

-Tiempo difícil. Pero bueno, yo soy una persona que siempre admiró la raza negra, la raza indígena y la raza gitana, porque supieron transformar el dolor en belleza. En tiempos difíciles, una de las protestas es justamente mostrar belleza. O tratar de hacerlo.