Roberto Asorey, detenido en la represión a la marcha de este miércoles, recuperó la libertad tras haber pasado la noche en una celda de la Superintendencia Federal, más conocida como Madariaga. A Asorey, que está por cumplir 70 años, se lo llevaron en medio de los palazos y los gases lacrimógenos, mientras trataba de ayudar a una mujer que se había caído al piso.
"Yo voy todos los miércoles al Congreso. En un momento veo que una compañera se cae al suelo. El Padre Paco estaba a mi izquierda. Me acerco a levantar a la mujer y a partir de ahí lo único que sentí es que me agarraban del cuello", recordó Asorey este viernes en la 750, sobre el momento de su detención.
Como es habitual, el operativo antiprotestas dispuesto por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, fue totalmente desmedido: en la esquina de Hipólito Yrigoyen y Entre Ríos, la Prefectura empujó a los jubilados con sus escudos para correrlos de la calle; una mujer cayó y varias personas, entre ellas Asorey, se acercaron para ayudarla. En ese momento lo detuvieron. El padre Paco Oliveira, que estaba a unos pasos, trató de impedirlo, pero fue golpeado y también detenido. Los metieron, a los dos , en un estacionamiento.
"La única resistencia que hubo fue para que no trataran de pisar a la compañera que estaba tirada en la calle", continuó Asorey.
"El Padre Paco tenía la cara ensangrentada, yo trataba de pararle la sangre. Dentro de todo lo malo, el acercamiento suyo fue algo muy bueno. Y quiero agradecerles a todos por el apoyo que recibí en estos días", finalizó, emocionado.