El ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, comenzó ayer con un nuevo intento de poner un techo a la discusión salarial. Dijo que “las expectativas del sector privado que releva el Banco Central están en 16,6 por ciento de suba de precios para el año que viene. Entonces, uno debería esperar que las paritarias para el año que viene cierren en ese número”. En el Presupuesto 2018 se estima una inflación promedio del 15,7 por ciento para el año próximo. Pero el número que pronostica el Gobierno viene fallando en los últimos dos años. En 2016, había estimado que la inflación sería del 25 por ciento y terminó en el 41. Y en 2017, la previsión fue del 17 y en lo que va del año la suba de precios ya superó el 21 por ciento.

El desfasaje entre la realidad y la inflación que el Gobierno suele calcular es el punto de mayor tensión con los gremios en las discusiones paritarias. Bajo la gestión de Cambiemos, la mayoría de los acuerdos terminan estableciendo una “cláusula gatillo” para que los sueldos aumenten automáticamente cuando la inflación los supera. Sin embargo, ese gatillo no siempre se activa. En 2016 hubo pérdida masiva de poder adquisitivo que no logró recuperarse del todo este año.

En relación a la estrategia del Gobierno para atacar la inflación, Dujovne, dijo que al Banco Central “hay que darle la derecha porque es el que determina las tasas de interés. Lo que hay que bajar es el nivel de ansiedad. Cuanto más rápido baje la inflación más rápido vamos a crecer”, prometió una vez más.