El pasado viernes 9 de mayo, el Ministerio de Relaciones Exteriores y Cooperación de Sudáfrica informó en un comunicado que su vicecanciller Alvin Botes había mantenido contacto con su par estadounidense al recibir información sobre el procesamiento para la admisión de supuestos refugiados sudafricanos y su posterior asilo en los EE.UU. En dicho comunicado, también se negó enfáticamente que la minoría blanca sudafricana esté siendo objeto de discriminación y que entendiendo que existe, según la ley internacional, una definición de refugiado y un protocolo a seguir, las acusaciones relevadas no pasan el umbral de requisitos establecido. El gobierno sudafricano lamenta, de hecho, que el reasentamiento de estos afrikaners bajo la figura de “refugiados” tenga motivaciones políticas.

Finalmente, el día lunes llegó al aeropuerto internacional de Washington D.C el primer grupo de ciudadanas y ciudadanos sudafricanos, 59 personas en total, en calidad de refugiados, en un vuelo privado a cargo del Departamento de Estado de los EE.UU. según informó NPR (la radio pública nacional, por sus siglas en inglés). Sudáfrica, a pesar de denunciar la campaña de desinformación orquestada por la Casa Blanca y de impugnar sus acusaciones de genocidio, discriminación y persecución, no impidió la salida del país de los ciudadanos que habían solicitado asilo en EE.UU.

De acuerdo con los reportes de la BBC, la agencia de refugiados de las Naciones Unidas (UNHCR) no participó de su admisión, como suele hacer, y dicho estatus les fue garantizado en tiempo récord. El pasado febrero Donald Trump firmó el decreto 14204 en el que sancionó al país de Nelson Mandela, ordenando terminar con la ayuda financiera y promover el asilo de afrikaners en suelo estadounidense en respuesta a políticas sudafricanas que no se alían con los intereses de Washington (como la Ley de Expropiación n°13 y la denuncia contra Israel frente a la CIJ). Desde entonces hasta esta semana apenas pasaron tres meses, cuando la mayoría de los pedidos de asilo suelen tardar más de un año. Consultado en conferencia de prensa sobre el por qué de tanta celeridad, Trump sostuvo que a los afrikaners “los están matando y no queremos que maten gente” y que “se está llevando a cabo un genocidio” y la prensa se rehúsa a escribir sobre ello.

Las declaraciones y acciones de Trump en defensa de la minoría afrikaner blanca llaman la atención, en un contexto en el que su gobierno lleva adelante una campaña de criminalización de las personas migrantes, ha recortado programas diversidad, equidad e inclusión (DEI, por sus siglas en inglés) y ha suspendido su programa de admisión de refugiados de los Estados Unidos (USRAP).

*Politóloga UBA.