"Nada nos deja más en soledad que la alegría si se va". Así canta nuestro querido Fito y continúa: "Eran los tiempos de la primavera/ Dejaste tu sonrisa en ella/ Y la vida como viene, va". La última estrofa podría ser leída como un recordatorio: la vida como viene, va. Algo así como recordarnos que somos ser para la muerte.

¿Dónde dejamos la sonrisa? ¿Dónde están las "ganas de"? Escuchamos a diario que crecen los estados de angustia, agobio, ansiedad, depresión, etcétera. Existe una suerte de cansancio generalizado de la época puesto que, producir y producir más y más, nos deja a expensas de una factura impagable.

Sabemos que estamos transitando una época donde el avance tecnológico es cada vez mayor, quizás el más grande que se haya visto, donde se supone que, por ejemplo, las IAs van a coptar casi todo el trabajo que realiza el ser humano. Y, sin embargo, cabe la pregunta ¿cuánto tiempo te tomaste esta semana para un descanso, para contrafuncionar un rato, para “erotizar el tiempo”? ¿Tuviste tiempo --valga la redundancia-- de hacer algo que acaricie tu bienestar, tu calma, que relance la alegría?, ¿tuviste tiempo de hacer nada?

Tras el fallecimiento reciente de Pepe Mujica se han estado recordando distintas entrevistas, en una de ellas decía algo que me pareció sumamente relevante: "el tiempo de la vida no se repone, la vida es una aventura". Es casi una paradoja creer que la libertad avanza en una época donde cada vez somos más esclavos del consumo y la producción sistemática de trabajo para pagar esos consumos y, a su vez, sobrevivir. Mujica decía en aquella entrevista: "Sos libre cuando gastas tiempo de tu vida en cosas que te motivan, que te gustan".

¿Y por qué pensar en términos de una “erótica del tiempo”? Resulta interesante rescatar la idea de erotismo que piensa Bataille[1], quien pone el acento en la posibilidad de diferenciar el erotismo de la sexualidad (en el sentido de la reproducción) ubicando al erotismo como una capacidad propia del ser humano, algo que lo separa de su animalidad.

Claramente, el fenómeno del erotismo puede incluir lo sexual, pero también puede no incluirlo. Según el autor existen tres formas esenciales que puede tomar el erotismo: el de los cuerpos, el de los corazones y el de lo sagrado (como una experiencia sagrada). En este sentido, el erotismo es la búsqueda de una continuidad, porque los seres humanos somos seres discontinuos, expuestos a la muerte, nuestra única certeza es que nos vamos a morir --algún día-- y esto nos sitúa en una discontinuidad, en una distancia que recae en el ser humano como angustia y la sortea buscando “ser en continuidad con otros seres”, por eso para Bataille una de las formas del erotismo es la búsqueda de esta continuidad con el otro, que puede ser momentánea, no necesariamente es permanente o para siempre, una supuesta reunión con el otro. El juego del erotismo se produce entre esa continuidad y discontinuidad en estos seres finitos que somos los humanos.

El erotismo entre dos puede ser la suspensión momentánea de la discontinuidad y esa ilusión de una continuidad maravillosa, por eso genera placer.

Hablar de una erotización del tiempo implica esa suspensión, el tiempo y el erotismo están íntimamente ligados, será necesario transgredirlo y romper con esa linealidad cronológica para poder habitar cuerpos más placenteros. El erotismo, si se quiere, está como “fuera de tiempo”, disuelve lo esquematizado por el calendario y el orden establecido, y ésta es una dimensión del tiempo donde experimentar una nueva realidad.

Erotizar el tiempo es una propuesta para el reencuentro con aquello que si bien tiende a una ilusión, nos reúne en la distancia que existe entre la continuidad y discontinuidad propia del ser humano. Transgredir esa imposición del sistema no es una cuestión contracultural sino una forma de vivenciar la erótica en el tiempo de la vida, que necesariamente incluye la muerte.

"Tengo miedo de morirme" es una frase bastante típica de pacientes que sufren ataques de angustia. ¿Es a la muerte a lo que le tememos? ¿O a vivir una vida que incluya la aventura y la muerte como tope?

Experimentar una erótica del tiempo incluirá necesariamente las demás estaciones del año, no para ser todo alegres, sino para saber-hacer algo distinto: suspendernos en el tiempo, otorgándole una ganancia inmaterial, en el lazo con el otro, avanzando en la realización del deseo y no en una materialidad del mismo. Y es en esa ilusión de reunión entre lo continuo y lo discontinuo que encontramos lo cercano, ya no tan extranjero, más cerca. Como dice Fito al comienzo "tu vida siempre estuvo cerca, y eso es verdad". ¿Será entonces tiempo de acercarnos a nuestra vida?

Florencia González es psicoanalista (autora del libro “Lo incierto”, Ed. Paco)

@florgonzalez708

Nota:

[1] Bataille, G. (1997) El erotismo. Tusquets editores