Sebastião Salgado murió este viernes a los 81 años. El fotógrafo brasileño que supo contar el dolor del mundo sin morbo y con una belleza casi bíblica, falleció en París, la ciudad que lo abrazó en el exilio. Lo confirmó su familia y la Academia de Bellas Artes de Francia, que lo definió como “gran testigo de la condición humana”.