Ya son varias las consultoras privadas que vienen alertando que la economía tuvo en marzo un freno que, de confirmarse, podría significar un dato muy malo para la perspectiva de una mejora sostenida. La firma Equilibra, que conduce el economista Martín Rapetti, precisó que, para abril, el anticipo del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) prevé un alza de 3,5 por ciento interanual.
Sin embargo, aclararon que tras registrar en marzo una caída de 1,8 por ciento mensual desestacionalizada, en abril dicha serie volvería a caer:esta vez sería un -0,8% contra marzo de este año.
El dato más fuerte de ese cálculo es que, sin el campo, la performance general es mucho peor. El EMAE excluyendo el sector agropecuario trepó 5 por ciento interanual en abril aportando 4,4 puntos porcentuales de crecimiento.
En cambio, en su medición sin estacionalidad registró una baja de 0,5 por ciento contra marzo de este año. Por su parte, el EMAE agropecuario cayó 7 por ciento interanual, en el marco de una campaña gruesa donde la producción se retrasó por condiciones climáticas adversas (lo que implicó una baja de 0,9 puntos porcentuales del EMAE total).
La crisis pre FMI
Los análisis sobre los meses de marzo y abril, vale aclarar, coinciden con el período de mayor inestabilidad económico y política del gobierno de Javier Milei. Es la parte en la cual, sin dólares, la cotización saltó fuerte, la inflación se disparó al 3,7 por ciento y el ministro de Economía, Luis Caputo, debió apelar a un crédito millonario del Fondo Monetario para evitar que el plan fracasado generara una crisis sin retorno.
Los especialistas aseguran que, tras ese pacto y la salida del cepo cambiario, se debería quebrar en mayo esa lógica de número malos intermensuales. Lo mismo, entiende, pasaría con la inflación, que tuvo números muy altos en el período antes mencionado. El problema es que hay otros rubros, como la industria, que están reportando un empate o un crecimiento muy magro. La Unión Industrial Argentina publicó un trabajo donde muestra que hay una especie de meseta en la actividad fabril, que es uno de los puntales, junto al consumo y la construcción, de la marcha de la economía real.