“El desafío de niño malo de Milei los enferma”, aseguró en un duro editorial el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, donde analizó lo que dejó el fin de semana marcado por el 25 de Mayo y las repercusiones que tuvo en los diarios de este lunes. En este sentido, explicó qué hay detrás de las críticas de los medios aliados al Gobierno que compararon con el kirchnerismo en un intento de cuestionar las formas del Presidente.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Para calificar a Milei, la mafia de Clarín y La Nación apelan al kirchnerismo. Si abrís la web dicen que es el espejo. Los dos igual, como si se llamaran por teléfono para ponerse de acuerdo. Ya que no tienen más remedio que aceptar que ese empleado trapalón y díscolo es dañino para sus intereses —los K no querían entregarle Telecom, Milei no les quiere dejar Telefónica— lo asimilan al eterno rival.

Entonces Magnetto, siempre hábil para desmarcarse con la mentira bajo el brazo, como un rugbier que no quiere que le descubran dónde tiene la pelota, habla del “espejo de los Kirchner”. La estigmatización puede recorrer caminos groseros, dejando su baba de sapo como para que hasta las víboras retrocedan de asco y, como algún votante, se muerda la cola y su propio veneno lo mate.

El kirchnerismo sacó una ley por la que ningún funcionario puede hacer juicio contra los periodistas. Es decir, fue un acto de defensa del periodismo como no se conoce en el mundo. ¿De qué hablan? ¿Qué comparan? Qué bandidos que son. Mientras tanto, como hampones, ellos persiguieron a todos los periodistas y artistas que pensaban diferente.

Pero Milei debe ser malo ahora que no les da Telefónica. Ni siquiera se conforman con saber que, a la larga, también le van a torcer el brazo. Y si no, chau Milei, lo sacan y ponen a Villarruel que, así como es partidaria de torturas, secuestros y desapariciones, Clarín le viene al pelo.

Saben que tendrán Telefónica, pero el desafío de niño malo de Milei los enferma. No pueden con eso. Y para que sea malo, muy malo, puaj, tiene que ser en el espejo de los K que se mira el pobre personaje.

Y ahí lo tenemos en el espejo de los K, a Milei, caminando por la catedral con su andar paspado y su odio a Villarruel, al pobre Macri —que es Macri pero parece más desgraciadito que el otro—, le revuelven el estómago los santos y el cura que seguramente le va a pegar. “¿Quién se creerá que es?”, se pregunta, mientras la mano de Macri queda como tomando la humedad y Villarruel se retuerce sobre los zapatos. Una postal argentina de época.

La Iglesia, que tanto aportó para la inequidad de los poderosos, es ahora una Iglesia más “Francisco”, más cercana a Jesús. Y habla la Iglesia ante el rostro de Milei que, como la mujer que huía de Sodoma, se vuelve de piedra. No hay un músculo que se mueva por afuera de ese brote de odio.

Distrae su mente pensando en las venganzas que acaba de cumplir. “La Argentina sangre por la inequidad”. “Hay hambre de pan”. El diario toma el costado del odio, porque la inequidad es su partido.

25 de Mayo, gris, con la lluvia en suspenso, detenida sobre las cabezas de la ciudad como un default, que alguien como Cristina, con su experiencia, anuncia, sombría como ciertos personajes del tedeum y una lucecita en el horizonte bajo, que parece el solcito de un cura que habla como quiere su dios.