Enzo Tedesco todavía cursaba jardín de infantes cuando hizo su primer custom. No tenía idea de qué significaba custom ni que aquel sería su irremediable destino, pero aún así le pidió a su viejo que le pintara un muñeco de Batman de color naranja. Así, el encapotado de plástico pasó de oscuro a chillón, de sus colores oficiales a unos alternativos, que sintonizaban inconscientemente con la modernidad pop de la época. Sin marco teórico más que el de jugar con sus chiches, y con el afán de meterle mano al asunto, el niño Enzo estaba haciendo su primera modificación. Había gestado su primer custom.

En la jerga, así se llama a las figuras personalizadas, creadas a medida o modificadas para cumplir con requisitos específicos. Y lo que hoy hace Tedesco se parece más a un oficio juguetero híper profesional aunque lo haga en chancletas en el living de su hogar, en compañía de su simpática perrita, sin demasiado presupuesto, con pura pasión y con muchísimo de talento. En su casa del barrio de Caballito, a pasitos de la Facultad de Filosofía y Letras, por estos días anda esculpiendo el render de Colosso mientras, de fondo, pispea de reojo la programación de Vorterix. Con influencia directa del universo muñequero del sello Toy Biz, aquel que arribó con fuerza en el mercado nacional a finales de los '90, Enzo se está despachando con un capricho: unas figuras del videojuego X-Men: Children of the Atom, la colaboración iniciática de Capcom con Marvel, que forjó esa estética anabólica semi-animé japonés de una larga saga de juegos que encontró su pico en Marvel vs. Capcom.

Foto: gentileza Enzo Tedesco


"Primero modelo en 3D en la computadora. Con eso hecho, imprimo en 3D, en resina. Después pinto con una pintura acrílica, que es la misma que usan los españoles para Warhammer 40k. Después las articulo con unos imanes y, si hace falta, con la ayuda de mi tía, hago las capas o los detalles en tela", describe este toymaker de 36 años. Y viéndolas de cerca, poniéndoles ojo clínico y cítrico, nadie se animaría a decir que se trata de figuras fatto in casa.

Tras forjarse en el hierro (o el plástico) del "kitbashing" (el arte de combinar diferentes partes de figuras para crear una nueva), y de lanzar una colección inspirada en los muñecos de Super Powers, la línea clásica de Kenner de los '80, procedió en toda línea con su "rol activo" como coleccionista. En ese sentido, las figuras de X-Men: Children of the Atom son ensoñaciones oníricas que no están editadas oficialmente y, por eso, lo suyo también deviene en un servicio a la comunidad nerd. Como él dice: "Hago todo esto para tener las figuras con las que soñaba de pendejo y para que, ahora, también las tengan los demás".

En términos formales, empezó con la creación de muñecos a los 15 años, cuando heredó de sus amigos los lotes que el piberío jubiló para darle paso a largas jornadas de Counter-Strike y húmedas trasnoches de The Film Zone y rayitas del Canal Venus codificado. "Comencé haciendo personajes sin derechos. Mi vieja, que es odontóloga, me ayudó con unos moldes hechos con pasta de prótesis dental. Era todo muy rústico. Después, con Internet, aprendí a hacer moldes de caucho y descubrí toda la movida de los art toys", recuerda. Para 2017, tras enchastrarse de caucho y resina, metió un golazo con Super Powers, sus primeros juguetes "pro".

Después llegaría a su vida la impresora 3D de resina. "Fue como cuando Milhouse juega al Apocalipsis y le explota todo en la cara", dice. Desde ahí, pasó unos cuatro años aprendiendo a usar el software ZBrush ("Es cero intuitivo"), y luego hizo un curso de escultura digital con Naty Ramos, una experta en la creación de personajes de cartoon en 3D. "Nunca más solté la escultura digital y las impresiones en 3D. Ya está, no vuelvo más. Quedan piezas únicas y no hay límites", dice mientras muestra el finísimo resultado final de Silver Samurai, Tormenta, Iceman y Omega Rojo, entre otras figuras que parecen gemas perdidas del fabricante juguetero Toy Biz. "Hoy, con la impresora 3D, tocás un botón y en tres horas te salen diez brazos", comenta el artista, haciéndose paso entre su colección de figuras japo de Dragon Ball.

Foto: gentileza Enzo Tedesco


Estas últimas semanas, sus figuras ganaron popularidad entre amantes de las action figures, fanáticos de los mutantes, seguidores de la línea Marvel Super Heroes y tuiteros admiradores de la cultura pop. "Hago cosas que me gustan a mí. Empecé a postear en Instagram y les llegó a varios conocidos de foros. Vendo todo afuera", desarrolla. ¿A cuánto? Aproximadamente unos 100 USD la figura, con envío.

"Quiero hacer todos los personajes de Marvel vs. Capcom, que es mi videojuego favorito. Mi línea estética está ahí, en el Capcom de los '90, en los artistas japoneses reinterpretando a los yankees, como en Street Fighter Alpha o en Darkstalkers", revuelve. Su guiso se entiende: piensen en Akuma de Street Fighter Alpha 2 o en Apocalypse de Marvel Super Heroes vs. Street Fighter. Y, mientras reparte el tiempo con su trabajo en una importante plataforma de cine y series, tiene identificado el próximo paso: "Sueño con dedicarme a esto". ¿Hay chances? Claro que sí, pero allanando más mercado norteamericano, que es el que –va de suyo– tiene la viruta.

Por aquí, en esta pampa cultora de cracks (que hacen "bang" y otros, "boom"), si bien hay movida, festivales (un padrenuestro a la versión nac & pop de la Art Toy Con, comandada por Chester y Gory), un ecosistema de artistas interesantes (Figazord, Kosmo Toys, Facker Toys, et al) y un mercado incipiente, aún nos falta musculatura por ganar. Tenemos, digamos, un gran Argentinos Juniors (semillero de talentos y señales líricas) pero todavía queda tramo para llevarnos la Copa Libertadores. Algo está por pasar, algo está por venir.

"Hoy, en Estados Unidos, hay artistas que tienen líneas de muñecos chiquitas que funcionan", describe Tedesco, quien también conduce el podcast de devoción retro llamado Hijos del Menemismo, llevado adelante junto a su hermano Facundo. "Quiero sacar muñecos con mi onda, despegarme de lo que hice en Super Powers. Busco hacer muñecos con el estilo de los '90 y el arte de Capcom. También haría a Sketch Turner, del juego Comix Zone, o a los personajes de The King of Fighters", corona anhelando que el plástico y la resina ocupen el 100% de sus días, como aquel niño de 6 años (no) soñó.

Foto: gentileza Enzo Tedesco


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