La secretaria ejecutiva de la Federación Latinoamericana de Asociaciones de Familiares de Detenidos-Desaparecidos (Fedefam), María Adela Antokoletz, habló sobre uno de los homenajes a Haroldo Conti que se realizará este viernes por los 100 años de su nacimiento.
“El viernes, por iniciativa de un compañero sindicalista en especial, Ariel Chávez del Sindicato de Dragado y Balizamiento, y toda la gente relacionada con la industria naviera, que se ha mostrado muy cercana y muy deseosa, se hará un homenaje por los 100 años de Haroldo Conti”, afirmó Antokoletz en la 750.
“Estamos en un momento muy difícil porque no lo podemos hacer en el Centro Cultural Conti, en el predio de la ex ESMA, porque fue cerrado por el secretario de Derechos Humanos, entonces se ha ofrecido la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval (FeMPINRA) y en su sede va a haber un homenaje donde van a estar los hijos de Haroldo, va a haber un cantante que canta prosa de Haroldo, que viene de Chacabuco, ciudad que Haroldo casi la convirtió en mítica por sus narraciones”, sostuvo.
La cita será este viernes 30 de mayo, a las 16 en la sede porteña de la Federación Marítima Portuaria y de la Industria Naval (FeMPINRA), en Combate de los Pozos 235 (CABA), con la presencia de organismos de derechos humanos, dirigentes sindicales, trabajadores despedidos del Centro Cultural Conti y sus hijos Alejandra y Marcelo Conti junto al músico Marcelo Ferrer.
“Un acto que, en cierto modo, también será de resistencia”, cerró la hija de una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo y hermana de Daniel Antokoletz, desaparecido en la última dictadura militar.
Haroldo Conti nació el 25 de mayo de 1925 en la ciudad de Chacabuco y después de una intensa vida en la que fue maestro rural, seminarista, profesor de latín, piloto civil, guionista, periodista y escritor de siete libros inolvidables cada uno de ellos, fue secuestrado y desaparecido el 5 de mayo de 1976.
Haroldo ocupa un lugar destacado, quizás único, en la literatura argentina, un mundo hecho de silencios, derivas y una sensibilidad particular por los habitantes de las orillas. Entre narraciones breves -cuentos y crónicas- y las novelas Sudeste, Alrededor de la jaula, En vida y Mascaró, el cazador americano, construyó una épica de gestos mínimos y solidaridades sin estridencias y, sobre todo, dejó una respiración narrativa que persiste más allá del tiempo y despierta un interés creciente por rescatar sus textos y celebrar su vitalidad.