En octubre de 2019, Lautaro Delgado Tymruk debutó como director con El corazón del mundo, obra en la que también actuaba, junto a Ezequiel Rodríguez y William Prociuk. Quizá este sea, de los muchos textos que Santiago Loza entregó al teatro porteño, el más raro, misterioso y metafísico. Debido a la pandemia, el espectáculo pudo hacerse solo por unos meses. Ahora, seis años después, el intérprete que brilla en Seré codirige una nueva versión junto a su pareja, Sofía Brito. Con un único actor en escena -el magnético Guillermo Angelelli, maestro y amigo de ella-, se activan nuevos sentidos. "No creo que esta sea mejor que la versión de 2019. Es distinta", define Delgado en diálogo con Página/12.

"Lo que me atrae de esta obra es que pertenece al género fantástico puro", describe. "La trama es sencilla: un hombre camina por la calle, un hombre que no mira, un sujeto alienado, y recibe un palazo en la nuca. Antes de caer, su alma sale del cuerpo y vive tres vidas que le son en principio ajenas. Al recobrar el sentido puede levantarse y reconfirmar que está vivo. Creo que tenemos dos opciones para explicar el fenómeno. La explicación científica es: el hombre convaleciente, en estado de inconsciencia, sueña o imagina este deambular por otros cuerpos hasta que recobra la conciencia. La mágica es: realmente el alma del hombre salió del cuerpo y transitó por otras vidas", analiza.

Como en el caso de Seréla magia se hace presente, con el efecto Pepper Ghost (traducido como "el fantasma de Pepper"), anterior a los hologramas, utilizado tanto por magos como en obras de corte fantástico para "hacer flotar espectros en escena". Del rodaje de los videos que se ven en una pantalla e interactúan constantemente con Angelelli participaron más de 40 actores y actrices. Fue Matías, hijo de Delgado, quien le sugirió la idea de trabajar con esta técnica al preguntarle por qué no se hacían obras con hologramas. "Me quedé duro. Le pedí que me explicara cómo sería eso y empezó a describirme posibles escenarios. Empezamos a ver juntos tutoriales y es así que llegué al efecto. Tuve que investigar mucho para llevarlo a cabo y finalmente llegué a esta versión totalmente artesanal que me parece maravillosa por la posibilidad de juego que tiene. Me gusta mucho esto de poder meterse en cuerpos como si fueran disfraces o crear escenarios que en realidad no están", dice Delgado, para quien la puesta es "una conjunción de teatro, cine y magia". 

Seré, la notable obra en la que pone el cuerpo al testimonio de uno de los hombres que se fugó de la Mansión Seré en plena dictadura -Guillermo Fernández- continúa en El Teatro del Pueblo (Lavalle 3636), misma sala donde se presenta la nueva obra. También en ese caso Brito es codirectora. "Es muy lindo cohacer. Te saca del individualismo y del ego. Te abre la mirada, te obliga a estar en diálogo. Siendo pareja es a veces más fácil y a veces más difícil, pero es hermoso y un sueño hecho realidad", celebra ella, y Delgado adhiere. "Lo que hacemos es un experimento. Estas experiencias expanden lo teatral, le dan fuerza. Es un riesgo que queríamos correr. La idea de la codirección también. Con Sofía no paramos de pensar y repensar lo hecho. Me entusiasma la sociedad creativa", dice. A cargo del diseño de luces de ambas puestas, Ricardo Sica es "otro aliado indispensable".

-Lautaro, ¿cómo te topaste con este texto? ¿Cuál es tu relación con Loza?

Lautaro Delgado Tymruk: -Con Santiago nos conocimos en la carrera de dramaturgia de la EMAD y pronto nos hicimos muy amigos. Años después le pedí consejo para mi documental Treplev. Tenía una versión de montaje un tanto extensa y le pedí que la viera. Vino a mi casa, me hizo una devolución que afiló el cuchillo. Al otro día ya tenía casi la versión definitiva. El día que vino, además me trajo un ejemplar de su libro Textos reunidos, en el que se encontraba esta obra. Me comentó que nunca se había llevado a escena a pesar de que había habido un intento. Me dijo que me imaginaba actuándola. Se la pasé a dos directores amigos muy queridos pero no hubo caso. Decidí dirigirla. Desde la primera lectura quedé profundamente conmovido y me parecía una crueldad que no se hubiera estrenado nunca.

-Sofía, ¿qué te atrajo del texto y de la idea de codirigirlo?

Sofía Brito: -El texto es maravilloso porque es como un fractal. Es no lineal; el “cuentito” se va armando de manera intuitiva, emocional, perceptiva. Me gusta que es sobre la experiencia humana, súper existencialista. Digo que es un texto acuariano en el que el "yo" se diluye y se da cuenta de que es "nosotros". Nos expulsa del individualismo. Te dice algo así como: "Si hay un linyera en la calle, somos linyeras todos". Yo sentía que esta obra tenía que dirigirla Lautaro, que ya la había hecho. Le dije que lo iba a ayudar, pero él insistió en que volviéramos a codirigir y acá estamos.

-¿Qué temas creen que se desprenden de esta obra, que es más abstracta que otras de Loza?

L.D.T.: -Me interesa pensar esta reversión con la idea de un sujeto desencantado, desatado del lazo social, un producto de este capitalismo salvaje que estamos viviendo tan cercanamente. Este sujeto somos todos nosotros: el palazo que recibe en la nuca es esta realidad oscura que estamos viviendo. A partir de este golpe puede empezar a ver otras pequeñas historias que se entretejen, historias sencillas de personas que aman, se obsesionan, extrañan y sufren por los dramas cotidianos. Personas que pasan por al lado pero no vemos. La obra plantea un sujeto que de ahora en más puede ponerse en los zapatos del otro. Sufre una revelación: es uno y toda la humanidad al mismo tiempo. Es el despertar del humano alienado. Un posible hombre nuevo.

-Han planteado que esta obra es una suerte de continuación de Seré. ¿Por qué?

D.T.: -Lo pensamos como un díptico, formal y conceptualmente. Un hombre solo de traje negro en escena, poseído. En Seré el actor es poseído por una voz, en El corazón... es poseído por otros cuerpos.  Hicimos junto con Sofía un collage entre la presentación de Seré y el escrito que figura en el programa de mano de El corazón.... La idea de lo científico y lo mágico, otra vez de la mano. Decimos que Seré es un “manual de supervivencia” y El corazón... un “manual para el despertar”.

-¿Qué les representa el uso de la tecnología en ambas puestas?

S.B.: -Lautaro dice que es “espiritismo tecnológico” y “teatro fantasmal”. En Seré se nos venía la idea del uso de esos tik-tok que emulan las voces de otras cosas. En el caso de El corazón... nos toca más de cerca porque no sólo estamos mediados por la pantalla sino que se ha vuelto una especie de Dios, de amo y señor. Resuena esta idea del hombre atrapado en la pantalla, alienado, que no puede salir o escapar, pero que por alguna circunstancia de la vida -un palazo- logra salir.

L.D.T.: -

Esta reversión toma como hipótesis de trabajo la visibilización de la pantalla. El objeto ahora es fundamental. Después de la pandemia nuestra relación con las pantallas cambió radicalmente. Pueden servir para comunicarnos pero también son usadas para manipularnos y ejercer control sobre nosotros. Aquí funciona como frontera entre el espectador y el actor; media entre ellos.

-¿Cuáles son los principales cambios que plantea la reversión, con un solo actor?

L.D.T.: -En principio me resulta extremadamente atlético poder hacerlo. No me interesa que (Guillermo) cree personajes distintos sino que transite cada escena que va apareciendo. Creo que al ser uno solo en escena se crea un estado más alucinógeno

S.B.: -

Se vuelve más concreto esto de que es una persona y una multitud. El texto adquiere otra dimensión y otro tiempo al ser dicho por una sola persona que, además, es un actor con mucho dominio sobre el trabajo con el texto. A veces pienso que es un texto que se escribió en otro mundo, literalmente. No envejece porque habla de la naturaleza humana; de la psiquis. También creo que es una obra amorosa: poder mostrar el corazón del mundo en estos tiempos de oscuridad, poder traernos al presente recordándonos que estamos vivos no es poca cosa.

*El corazón... se presenta los lunes a las 20. Seré, los sábados a las 17.