Este jueves, China dio un paso decisivo en su ambicioso plan de exploración interplanetaria con el lanzamiento de Tianwen-2, una misión que apunta a recuperar muestras intactas de un asteroide cercano a la Tierra.

El despegue se produjo a la 1:31 de la madrugada (hora local) desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia de Sichuan. A bordo del cohete Long March 3B, la nave espacial comenzó su travesía hacia Kamoʻoalewa, un asteroide de apenas 40 a 100 metros de diámetro, pero de enorme valor científico.

Según la Administración Nacional del Espacio de China (CNSA), este pequeño cuerpo celeste podría ser un fragmento desprendido de la Luna y tendría pistas sobre la formación temprana del sistema solar. La nave llegará a su destino en julio de 2026 y, si todo sale como se espera, enviará de regreso una cápsula con muestras en noviembre de 2027.

El periódico estatal People’s Daily describió la misión como “un esfuerzo por arrojar luz sobre la evolución de los asteroides y los orígenes de la Tierra”. Shan Zhongde, director de la CNSA, fue aún más contundente: “Este es un paso significativo en la nueva aventura interplanetaria de China, con potencial para descubrimientos revolucionarios”, aseguró.

De lograrlo, Beijing se sumará a un selecto grupo integrado hasta ahora por Japón y Estados Unidos, que completaron hazañas similares en 2010 y 2020 respectivamente. Pero la misión Tianwen-2 no se detiene ahí: también prevé explorar un cometa del cinturón principal y estudiar en detalle las características físicas, térmicas y dinámicas de ambos cuerpos.

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