La falta de acumulación de reservas generó polémica dentro del mundillo de los economistas ortodoxos. Es que en plena liquidación de la cosecha, las reservas sólo se incrementaron por el ingreso del crédito del FMI y otros organismos hace un mes atrás. Dados los importantes vencimientos de deuda por delante y que la cuenta comercial está camino a entrar en rojo producto de la apertura importadora y el dólar barato, muchos analistas ven que las presiones cambiarias podrían recrudecer en poco tiempo.

El ministro Caputo mantiene la política de no comprar dólares fuera del piso de la banda cambiaria para no presionar sobre los precios en un año electoral. Para ex JP Morgan y Deutsche Bank, la compra de dólares de la cosecha en el mercado de cambios es inflacionaria por dos motivos.

En primer lugar, porque evita el abaratamiento del dólar, principal ancla de precios del programa en curso. En segundo lugar, porque expande la cantidad de pesos en la economía, hecho que agrega liquidez que puede presionar al mercado de cambios y, bajo el discurso monetarista de Milei, estimularía los aumentos de precios.

En la vereda opuesta, el creador y sepulturero de la convertibilidad de finales del siglo pasado, Domingo Cavallo, señaló que es necesario comprar divisas en el mercado para acumular reservas y dar señales a los inversores de que hay capacidad de repago de las deudas.

Eso permitiría disminuir el riesgo país y no implicaría presiones inflacionarias ya que la demanda de dinero está en aumento tras el descenso significativo de la inflación. En la misma línea, el consultor Ricardo Arriazu precisó que “Argentina, por la sustentabilidad futura, necesita 100.000 millones de dólares de reservas” (soñar no cuesta nada) y “sacarse la mente de encima del problema que eso es emisión monetaria no deseada”.

Frente al dilema de acumular reservas y mantener a raya la inflación, el ministro Caputo parece pegar un salto adelante saliendo a colocar bonos en los mercados externos. La colocación de un bono en pesos a un mínimo de dos años, con uno de garantía cambiaria vía dólar futuro (más el plus de la venta de futuros el 7 de mayo a un valor por debajo del de mercado a quienes estaban en el secreto), le permitió hacerse de 1.000 millones de dólares. La colocación de deuda en los mercados externos permite engordar reservas sin necesidad de comprarlas en el mercado de cambios y, por ende, sin presionar sobre la cotización del dólar ni inyectar pesos.

“Argentina vuelve a ganar acceso a los mercados internacionales, para refinanciar capital de deuda en moneda local. Algo que la gran mayoría de los países hacen con normalidad, pero que para Argentina no era posible, dado el descalabro económico heredado", señaló Caputo en las redes.

Lo paradójico de su anuncio es que “el descalabro económico” había sido “heredado” de su anterior gestión como funcionario de Mauricio Macri, ya que Argentina perdió acceso a los mercados financieros internacionales en 2018, tras indigestarlos de bonos argentinos sin capacidad de repago en los dos primeros años de gestión de Macri, con Caputo actuando como titular de Finanzas, es decir, a cargo de las emisiones de deuda.