Playa, montaña, lugares para hacer trekking y distenderse al aire libre; salir a pedalear, caminar o proponerle al cuerpo un poco de vértigo en un puente colgante;  disfrutar de los circuitos nocturnos y cerveceros que propone cada ciudad. Si hay algo que puede definir al turista joven más allá de las segmentaciones arbitrarias por edad, es el objetivo de disfrutar desde la mañana hasta la noche todas las caras de una ciudad, dejando una cuota de energía física importante. En la Argentina, varios destinos ofrecen esta combinación de actividades al aire libre y propuestas artísticas, culturales y gastronómicas. En esta selección, cinco destinos nacionales para viajeros que buscan vacaciones activas y le escapan al relax: ser turista joven, más que tener una u otra edad, es un estado de la mente.

BARILOCHE, CERVEZA Y AVENTURA

Si en invierno ofrece esquí y snowboard, en verano las opciones se multiplican: kayak en el lago, paseos en bici, trekking y escalada. Laguna Negra es una de las actividades diurnas más demandantes, y considerada “paseo obligado” para los que gustan del turismo aventura y están de paso por San Carlos de Bariloche. Son unas cinco horas de caminata –la exigencia física es alta, ya que es una caminata con inclinación– pero con buena recompensa: la Laguna Negra es un espejo de agua oscura envuelto en cerros a 1650 metros de altura. El recorrido hacia “la negra” empieza en Colonia Suiza, en un sendero que nace a unos 300 metros al este del puente de la RP 79, sobre el Arroyo Goye. Llegar es fácil (se puede tomar el colectivo 10) y está bien señalizada. Serán 14 kilómetros de caminata de distinta intensidad y dificultad (se pone más difícil hacia el final) pero atravesada de alerces y cipreses, con vistas del Cerro López casi todo el camino. Además de la demanda física, la caminata a Laguna Negra requiere estar equipado –calzado cómodo, ropa liviana– y que el tiempo acompañe: conviene chequear con el Club Andino cuáles son las condiciones del sendero. 

Bariloche, un destino que atrae también gracias a su creciente circuito cervecero.

A la oferta diurna hay que sumarle la nocturna: un interesante circuito cervecero en el que se destacan Blest, una cervecería histórica, y Manush, con excelente gastronomía, ambas emblemáticas del valle y en plena expansión hacia territorio porteño. Blest es el primer brew pub del país, fundado cuando las cervecerías todavía no eran un boom, y de larga tradición en la cocina de la bebida. Blest fue fundada por Julio Migayo, empleado de Invap Bariloche en 1989 que, tras quedarse sin trabajo, abrió la primera chopería de Argentina en el living de su casa. Hoy Julio sigue trabajando en Blest codo a codo con Nacho Mochnacz, el nuevo brewmaster de la firma. En el kilómetro 4, Blest es la vecina de otra de las cervecerías más importantes de la ciudad: Manush, que empezó en el garaje de Martin García en 2005 y creció a un ritmo galopante. García puso su primer pub en 2011, un rinconcito de seis metros por seis, a pocas cuadras del centro de la ciudad. Su hermana Leticia lo acompañó en la aventura y también el novio de ella, Take, un chef japonés a cargo de la gastronomía. Take imprimió el sello que hoy distingue a Manush del resto de las cervecerías: una carta de platos simples y bien preparados y otros más elaborados, con reversiones de postres como el tiramisú de cerveza, el birramisú.

GUALEGUAYCHÚ Y CARNAVAL

Cinco clubes sociales y deportivos dedican el año entero a organizar el carnaval más reconocido del país y uno de los tres mejores del mundo. Cada verano, las 7,5 hectáreas del corsódromo de Gualeguaychú rebosan de gente para que la música y el brillo de las comparsas enciendan la celebración anual. Desde la tarde, el carnaval empieza a la costa del río para trasladarse después al escenario a cielo abierto en que se convirtió la vieja estación de tren que cada noche de carnaval ve pasar 500 mil lentejuelas y 70 mil plumas sobre unos mil bailarines. 

En Gualeguaychú el “Carnaval del país” es una auténtica fiesta veraniega.

El corsódromo de Gualeguaychú –el más grande del país, equivalente a 22 canchas de tenis, el segundo más extenso del continente, detrás del de Río de Janeiro– no fue el escenario del carnaval desde siempre. A fines del siglo XIX las comparsas desfilaban por la calle 25 de mayo, desde Rocamora hasta Mitre, ida y vuelta. El evento se hacía por la tarde: en el punto entre el que el calor menguaba y la falta de electricidad podía suplirse con luz natural. Hacia la década del 30 comenzaron a montarse palcos y pasarelas de madera en la calle. Finalmente, en 1978 se dio el verdadero quiebre del carnaval. En ese entonces,  la última dictadura militar dejó a la ciudad sin trenes y convirtió a su estación en un edificio abandonado. Por esos años Gualeguaychú ya pensaba en un proyecto de las dimensiones de los sambódromos brasileños, y para 1997 –hace exactamente 20 años– decidió convertir crisis en oportunidad: se levantaron los rieles, se parquizó la zona y se recuperó el edificio, hoy conocido como la Casa Rosada, mientras los galpones de la locomotora están a disposición de las comparsas.

Cada año, de las cinco comparsas organizadoras compiten tres, y sólo la ganadora repite su participación la temporada siguiente, a la que se suman las dos que quedan a la espera. Para el próximo verano ya está todo definido: en la edición 2018 estarán Ará Yeví, Papelitos y O’Bahía. 

VILLA GESELL ROCK

Si Villa Gesell es hoy icono de una movida de turismo joven tiene que ver con un legado bohemio. La ciudad balnearia vio a Moris componer las primeras canciones de rock en la Argentina, fue escenario del único cortometraje protagonizado por Luis Alberto Spinetta y de los primeros recitales de Soda Stereo en la Costa Atlántica. Desde hace al menos 50 años, cuando el movimiento hippie argentino comenzó a instalarse en Villa Gesell, la ciudad es uno de los balnearios favoritos de los jóvenes. En sus playas, Moris compuso Rebelde, el himno de una generación que tiñó la ciudad de otro color y que le dejó un legado que supo sobrevivir al cambio de siglo: todavía hoy, Villa Gesell es una de las ciudades más elegidas por los jóvenes gracias a su movida nocturna (bares, pubs y boliches) y cultural (exposiciones artísticas, ferias y recitales). 

Villa Gesell, un emblema de los comienzos del rock que conserva la bohemia.

Y aunque su impronta rockera es bien conocida, de lo que se habla un poco menos es de su reserva dunícola, la más grande de la región, con 5757 hectáreas que se extienden sobre los balnearios de Mar Azul, en el sur del partido de Gesell. La reserva funciona bajo la órbita del municipio desde 1996, aunque cumple con todos los requisitos para pasar a ser Parque Nacional, ya que resguarda un ecosistema específico que no tiene –todavía– representación entre los parques nacionales vigentes. Lo que más se puede ver son aves: entre las dunas o sobrevolando la costa aparecen monjitas dominicanas, caranchos, garzas, patos y gavilanes. A la reserva solo se puede entrar en 4x4 y los mamíferos son más esquivos al ruido de los motores, aunque este lugar también vela por la preservación de especies como zorros, hurones, comadrejas y cuises. Mientras que en el agua, Gesell se pone los esquíes y se sube a las tablas de surf, como la reina de los médanos que es, en los últimos años recibe a muchos amantes del sandboard. También se organizan paseos en cuatriciclo, 4x4 y cabalgatas que terminan en el histórico faro de la reserva.

SALTA Y LA MOVIDA


“La Balcarce” –así le dicen los salteños– son varias cuadras donde se expresa la movida bohemia de músicos, cantores, bailarines y poetas, donde lo tradicional convive con lo contemporáneo y las listas de canciones repasan todos los géneros –con visita obligada al folklore–. Está justo en el centro de Salta y si bien sobre la misma calle están las mejores peñas y restaurants, se convirtió en un polo que atrajo otras ofertas en sus calles aledañas, con buenas opciones para pasar la noche. Cuando oscurece en la ciudad de Salta, la calle Balcarce empieza a despertarse. Los peatones van a salir y entrar de las peñas, donde se cena empanadas y locro, se toma el mejor vino de la provincia y se baila al ritmo de la música en vivo. Los bailarines de folklore empiezan también su recorrida: salen de un local, entran a otro y van prendiendo una chispita de energía que queda encendida hasta bien entrada la madrugada. Y es que la calle Balcarce tiene actividad hasta bien tarde –o bien temprano–: después de que los teatros y los cines apagan las luces, los pubs, las peñas y los casinos permanecen abiertos hasta el horario en que comienzan la mayoría de las excursiones turísticas.

 

Durante el día, Salta tiene opciones para los que gustan de las actividades al aire libre. Desde bien temprano salen tours que vuelven en el día o que duran hasta tres noches y van a Cachi, Cafayate, Tastil e Iruya, todos a menos de 400 kilómetros de la ciudad. La excursión del Tren a las Nubes, ya característico de la provincia, comienza bien temprano a la mañana con un bus que viaja hasta la localidad de San Antonio de los Cobres –capital de la Puna– de donde finalmente sale el tren y regresa al pueblo. Esa llegada de los turistas y visitantes transforma a San Antonio de los Cobres: los artesanos –artesanas en su mayoría, ya que los hombres del pueblo se dedican a la explotación minera– ofrecen a los recién llegados sus productos y especialmente sus tejidos de lana de llama u oveja, una costumbre ancestral que se transmite de generación en generación. 

Pero sin salir de la ciudad, hay otros lugares que no pueden dejar de visitarse como el Museo de Arqueología de Alta Montaña, una aproximación al universo inca y sus costumbres. Ahí se exhiben las momias de tres niños en perfecto estado de conservación: son los Niños del Llullaillaco, junto a una serie de objetos con las que fueron encontrados, elaborados con diferentes materiales (oro, plata, valva, madera, tejidos, plumas, cuero, fibras vegetales). Por un lado, está La Niña del Rayo, de unos seis años, que fue encontrada con las piernas flexionadas, las manos semiabiertas y apoyadas sobre los muslos. También se puede ver a La Doncella, una mujer joven de unos quince años de edad, que fue encontrada sentada, con las piernas flexionadas y cruzadas y los brazos apoyados sobre el vientre. Por último, puede verse a El Niño, de unos siete años, que fue hallado sentado sobre una túnica gris con las piernas flexionadas y la cara apoyada sobre las rodillas.

 

AVENTURA EN MERLO

Si existe algo como el paraíso para el turismo aventura, debe parecerse a Merlo, en San Luis. En el destino puntano no solo hay un marco natural ideal para hacer trekking, rappel, escalada, cicloturismo, tirolesa y puentes colgantes, sino que además el clima acompaña con total amabilidad. Su microclima carece de humedad –no existen los días pesados que quitan la energía– a tal punto que se encuentra tercero en el ranking mundial por sus condiciones benéficas para la salud –después de California (Estados Unidos) y Suiza–. Sus proporciones de ozono son más altas que las normales, lo que combinad con un alto grado de ionización negativa (un energizante y estimulante natural para el cuerpo) hace que se respire un óxido nitroso que genera sensación de bienestar. Es decir: Merlo tiene el paisaje para disfrutar de actividades al aire libre y un clima que hace rendir al máximo el físico. 

El microclima de Merlo, ideal para potenciar la energía con opciones de turismo activo.

A la reserva Mogote Bayo se la puede recorrer a través del “sendero de la biodiversidad”, que propone una caminata de tres horas. Es un lugar en perfecto estado de conservación, 250 hectáreas con senderos de distintos grados de dificultad, miradores para ver cóndores y, en el camino, cientos de especies vegetales y animales para contemplar. La reserva Mogote Bayo cuida, además, de los arroyos y manantiales que están dentro de sus límites: el 60 por ciento del consumo de agua de Villa de Merlo sale de sus recursos hídricos. Otra forma de recorrerla es transitando el camino que lleva hasta el Salto de los tabaquillos, bautizado así porque puede verse un árbol típico de las yungas, el tabaquillo precisamente. Es una variedad extraña con una corteza cobriza, que parece hojaldrada, que crece como puede entre piedras, y que tras las caída de una intensa nevada puede caerse y convertirse en arbusto. Hay 1,3 kilómetro hasta llegar al Salto del Tabaquillo en cuestión, en los que se camina, se trepa y se flanquean cuatro cascadas hasta llegar a la última y la más imponente, una cascada de 18 metros junto a un paredón preparado para escalar y volver a bajar en rappel. En este reserva, la empresa Cerro Blanco organiza salidas de más de un día para acampar y casi cualquier actividad de montaña en tours grupales: excursiones, senderismo, trekking y escaladas todo el año.

DATOS ÚTILES

* Bariloche: el Hotel Plaza ofrece muy buenos precios para esta temporada y está ubicado muy cerca del centro, algo especialmente cómodo para moverse por Bariloche sin auto: http://hotelplazabariloche.com.ar. Más información sobre la ciudad: www.barilocheturismo.gob.ar

* Gualeguaychú: para pasar la noche hay precios amigables al “bolsillo joven”, con hostels, hosterías y hospedajes para alquilar en el grupo a bajo costo. También, en época de carnaval, la oferta de pasajes en colectivo tiene una frecuencia alta que permite ir y volver cuando terminan los festejos. Más información:  www.carnavaldelpais.com.ar

* Villa Gesell: una buena opción para hospedarse es el hotel de cine Las Golondrinas, inspirado en los grandes clásicos del séptimo arte y con proyecciones de películas cada noche: http://hoteldecine.com.ar. Más información: http://web.gesell.com.ar

* Salta: Las Rejas hostel, en Güemes al 500. www.lasrejashostel.com Más información: http://turismo.salta.gov.ar

* Merlo: más información en www.facebook.com/cerroblanco. También hay actividades como tirolesa y puentes colgantes en el Mirador de los Cóndores. Contacto: [email protected]. Más información: www.lavillademerlo.com.ar