Las tensiones geopolíticas de la Guerra Fría sirvieron como telón de fondo para Rocky IV, que convirtió a Iván Drago en un símbolo del conflicto entre las dos potencias mundiales de la época.
Sylvester Stallone, icónico actor y director de Hollywood, compartió un curioso detalle sobre el proceso de selección para el antagonista de su película Rocky IV. Ante la necesidad de encontrar un rival a la altura del legendario Rocky Balboa, Stallone optó por Dolph Lundgren, un entonces desconocido actor cuya imponente presencia física y brillante formación académica lo hacían un candidato natural, aunque no sin ciertas reservas emocionales por parte del director.
Una elección peculiar desde el primer encuentro
Sylvester Stallone se enfrentó a una decisión curiosa al elegir a Dolph Lundgren para el papel determinante de Iván Drago. A pesar de haber visto a más de 5.000 candidatos, fue un peculiar sentimiento de animadversión inicial lo que hizo que Lundgren destacara entre los demás.
Durante el casting, Lundgren irrumpió en la sala con una presencia innegable; su físico, descrito por Stallone como "adelantado mil años en la evolución", fue un factor decisivo. El actor, quien comenzó su carrera con este filme de 1985, llegó a ser un icono del cine de acción gracias a esta oportunidad.
Un villano inspirado por el clima político
En Rocky IV, Iván Drago se presenta no solo como un antagonista para Rocky Balboa, sino también como una representación de la tensión entre Estados Unidos y la Unión Soviética durante la Guerra Fría. La elección de Dolph Lundgren reflejó este simbolismo, proyectando su imagen de atleta formidable.
Stallone reconoció que la imponente figura de Lundgren encarnaba perfectamente al villano formidable que estaba buscando, alguien que podría sacar lo mejor del Potro Italiano no solo en términos físicos, sino también ideológicos y culturales.
La carrera estelar de Lundgren después de Rocky IV
Participar en Rocky IV significó un giro decisivo en la carrera de Dolph Lundgren. La legendaria rivalidad con Stallone lanzó al actor sueco a una serie de papeles protagónicos en películas de acción de los años 80 y 90, posicionándolo como un símbolo en el género.
Desde Amos del universo hasta The Punisher, Lundgren fue perfeccionando su talento, reconocido ahora no solo por su físico imponente, sino también por su capacidad para interpretar personajes icónicos.