La retracción económica se siente en el sector gastronómico de la ciudad y no hay expectativas de repunte en el corto plazo. Los empresarios del sector advierten sobre una caída del 30% interanual en los niveles de consumo, que convive con el encarecimiento de algunos costos. “Estamos pasando un momento difícil en términos de consumo. Nosotros representamos el ocio, que es lo primero que se corta en una crisis”, evaluó Carlos Mellano, vicepresidente de la Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica y Afines de Rosario (Aehgar).
En tanto, los trabajadores del sector advierten que son ellos los primeros en pagar el costo de esa situación. “Menos consumo también es trabajadores mal registrados y mal pagos. Las crisis siempre las pagamos los trabajadores”, cuestionó Sergio Ricupero, secretario gremial de la Unión de Empleados de Turismo, Hostelería y Gastronomía (Uthgra) de Rosario.
El sector gastronómico no repunta en la ciudad. Si bien los empresarios destacan la baja de la inflación en buena parte de los rubros, también manifiestan su preocupación por la baja sostenida en el consumo y la falta de perspectivas de un repunte en el corto plazo.
Para Mellano, la situación actual es apenas la foto de una película que comenzó a finales de 2023, cuando el gobierno nacional devaluó la moneda en torno a un 50%, generando un reacomodamiento de precios en la economía. Desde entonces, el sector convive con la necesidad de aumentar los precios, en un contexto donde los salarios tienen menor capacidad de compra.
“Esta crisis tiene que ver con que el gobierno tiene a la economía doméstica totalmente congelada. Eso puede resultar positivo para no generar inflación, y a quienes tenemos comercios nos da cierta previsión en el tiempo”, explicó el dirigente, en diálogo con Rosario/12.
“Sin embargo, estamos pasando un momento difícil en términos de consumo. Nosotros representamos el ocio, que es lo primero que se corta en una crisis. Lo que estamos registrando es una caída aproximada del 30% en los niveles de consumo en relación al año pasado, y también una baja en el ticket promedio. Es decir que los que compran, compran menos”, añadió.
Ante ese escenario, Mellano puso el foco en el aumento de los costos fijos del sector, como los servicios, los alquileres y los impuestos, lo que los lleva a repensar estrategias para seguir siendo rentables. “Esto se ha vuelto un negocio de detalles. Tenemos que trabajar mucho la productividad y hay que ser muy quirúrgico en el tema de los costos”, expresó.
“Hay que motivar la demanda tratando de poner precios un poco más cuidados para poder seguir manejando toda una estructura. Creo que estamos en una situación neutra en cuanto a la rentabilidad de los negocios”.
Por último, el dirigente consideró que en el sector no se prevén cierres de locales, pero sí notan un mayor cambio en las titularidades, ante las dificultades que presenta el contexto: “En gastronomía los cierres masivos no existen. Lo que sí vemos es un pase de manos, que se está haciendo más común. Tenemos una estadística de la Municipalidad de que los negocios gastronómicos están teniendo un promedio que ronda el año y medio de vida, en el último tiempo. Es un negocio que demanda conocimiento en muchos aspectos, para poder sortear estas crisis”.
“No es gratis la baja de inflación”
Por su parte, los trabajadores del sector coinciden con parte del análisis: no hay plata en la calle y eso golpea de lleno a un sector que suele marcar el termómetro del rumbo de la economía. “El primer gasto que vos recortás cuando no tenés dinero es el café en el bar, o una cena en un restaurante”, sostuvo Ricupero en diálogo con Rosario/12. “En gastronomía los fines de semana la cosa marcha más o menos bien, pero los días de semana se nota mucho la baja. En el caso de la hotelería, se nota más claro que no hay ocupación. Se dan algunos espasmos ante determinados eventos, como Agroactiva la semana pasada, que generó algo de movimiento. Pero en general, todo lo que es hotelería está caído”, evaluó.
No obstante, el referente de Uthgra remarcó que el impacto de esa crisis la sufren, antes que nadie, los propios trabajadores del sector. “Menos consumo también es trabajadores mal registrados y mal pagos. Las crisis siempre las pagamos los trabajadores”, explicó y añadió: “Los empresarios denuncian la retracción en el consumo y es cierto, pero también es cierto que la crisis la paga el trabajador. En el sector tenemos problemas por el mal pago de los salarios y alrededor de la mitad de los trabajadores no están registrados”.
En ese sentido, Ricupero remarcó que en el sector formal aún no hay un problema concreto vinculado a despidos, pero aclaró que en el plano informal eso es más difícil de detectar: “Lo que sí notamos es que es difícil que se generen nuevos puestos de trabajo, además de que estamos en un rubro de mucha rotación. Como los trabajadores no se sienten contenidos salarialmente, mucha gente se va e ingresa otro que lo necesita”.
Por último, el gremialista ve difícil que pueda darse un repunte en el sector en el corto plazo, en la medida en que no haya una mejora en el nivel adquisitivo de la gente. “No es gratis la baja en la inflación. Vos sacás el dinero de la calle y la inflación baja, pero después tenés consecuencias”, advirtió.
“Si el trabajador no tiene dinero, no hay consumo. Pueden estar bajando algunos precios, puede haber mayor previsión, pero si no te alcanza, no podés comprar. Es una ecuación de manual”, remarcó.