“Pudimos dar vuelta una idea bastante instalada: que entre editoriales hay competencia. Para nosotros, la potencia no estuvo en competir, sino en encontrarnos”, explica Francisco Magallanes, uno de los integrantes del colectivo artístico-editorial Malisia, el grupo detrás de la librería ubicada en la mítica esquina de diagonal 78 n 506, y el encargado de producir la Feria de Editoriales EDITA, en La Plata.
El colectivo, conformado por Francisco y Agustina Magallanes, Juan Fernández Marauda, Juan Pablo Montero, Fernanda Muñoz, Verónica Stedile Luna, Carlos Aprea, Agustín Arzac, Leonel Arance, Mariana Saez, Gustavo Paolini, Florencia Cariello, Federico Cervini y Pablo Amadeo González, nació en 2012 a partir del encuentro entre tres editoriales independientes: Pixel Editora, de poesía y ensayo, Estructura Mental a las Estrellas (EME), de narrativa contemporánea, ensayo y ensayo literario, y Club HEM, que pone el foco en construir una “colección de autores argentinos y latinoamericanos”. Del cruce entre estos tres caminos surgió una propuesta: organizar en conjunto un ciclo de presentaciones de libros llamado “El triciclo”, que funcionó muy bien. Felices con este comienzo, el grupo vislumbró la posibilidad de apostar a algo más estable. Así nació Malisia: primero como una distribuidora de los libros de cada editorial, y después como un pequeño punto de venta que creció hasta convertirse en la hermosa casa-librería que es hoy.
“Creo que lo que resume el nacimiento de Malisia es el deseo de construir algo colectivo. Cada proyecto que lo integra mantuvo su independencia en términos de catálogo y producción, pero empezamos a pensar como una sola cabeza. Esa unión nos permitió compartir recursos, autores, ideas. Fue una forma de potenciarnos desde las diferencias”, explica Agustina Magallanes, diseñadora en Club Hem.
“Para nosotros, la potencia no estuvo en competir, sino en encontrarnos. Difundir juntos fue más efectivo, distribuir también, ir a las ferias, organizar eventos. Esa forma de trabajo colectivo inspiró a otros proyectos similares, tanto en Buenos Aires como en otras partes del país”, sostiene Francisco Magallanes.
Desde 2014, cuando se instalaron en la casa de diagonal 78, comparten espacio con otros proyectos editoriales: Malisia Editorial, que edita poesía, narrativa y ensayo, y busca poner en diálogo voces de autores consagrados y emergentes, Tercera Persona, abocada al libro objeto y al libro de artista, Filo Surfer, que publica ensayos sobre cuerpo, danza y circo, Cuero, editorial de libros pequeños de “ficción breve y poesía larga”, FA taller estudio, que combina el trabajo editorial con el diseño, y Terrome, marca de indumentaria que también está a cargo de la producción de remeras y buzos de la feria.
Al principio organizaban eventos todos los fines de semana. “La juventud y el entusiasmo nos impulsaban mucho. Con el tiempo y, sobre todo, después de la pandemia, el uso del lugar cambió. Hoy se volvió más un espacio de trabajo cultural continuo, y los eventos son más específicos. Pero seguimos sosteniendo el espíritu colectivo: juntarnos, conversar, ayudarnos, compartir ideas. Eso es lo más valioso”, dicen.
Del espacio cultural a la feria EDITA
En 2015 llegó la primera edición de EDITA, una propuesta que la ciudad de las diagonales necesitaba, y que con el tiempo se consolidó como la feria de editoriales más importante de La Plata y posiblemente de la provincia de Buenos Aires. “EDITA nace, sobre todo, de una necesidad: en La Plata no había una feria del libro que funcionara realmente, con una curaduría seria, ligada a la edición independiente. Existían las ferias organizadas por el municipio en el Pasaje Dardo Rocha, pero eran más bien ‘de todo un poco’, donde los libros quedaban perdidos entre otros productos. Nosotros fuimos siempre muy críticos con ese modelo, nos llevó mucho tiempo construir una alternativa superadora”, cuenta Francisco Magallanes.
“La primera vez que participamos de la Feria de Editores en Buenos Aires —cuando todavía se hacía en La Tribu— nos marcó muchísimo. Fue ver que una feria podía ser otra cosa. En ese momento había muchas ferias, pero la mayoría no funcionaban: no se vendía, no se cuidaba al editor ni al lector. En cambio, la FED ponía el foco en los editores, y eso nos quedó muy grabado. Entendimos que una feria exitosa es aquella donde los lectores encuentran una curaduría, una propuesta, y donde los editores pueden encontrarse con esos lectores, dialogar y vender sus libros. EDITA creció desde ahí. La primera edición fue en La Alborada, mucho más chica, tal vez con treinta o cincuenta editoriales, y se llenó. Desde el comienzo el público nos acompañó. Organizamos la feria con entre cuatro y seis meses de anticipación, hacemos mucho trabajo invisible que no se ve en esos dos días del evento”, continúa.
EDITA es un proyecto sostenido por muchas personas que lo sienten propio. En esa primera feria todos pusieron el cuerpo: “Desde pensar qué ropa íbamos a usar hasta sacar fotos, limpiar el espacio, organizar. Nadie tenía experiencia en ferias, pero igual lo hicimos. Y lo hicimos con editores y editoras de todo el país, con muchos años de trayectoria, que vinieron a acompañarnos y a sumar su mirada. La curaduría estuvo desde el primer momento. Siempre buscamos gente de distintos lugares, con propuestas diferentes, y todo eso lo hacemos mientras sostenemos nuestras propias editoriales, el espacio, nuestras vidas. Somos los mismos editando libros, vendiendo, limpiando, abriendo la librería, armando la feria. Y cada año es un desafío nuevo”, explican.
La feria, que desde hace varias ediciones es al aire libre y se ubica en la rambla de avenida 51 e/ 5 y 6, tiene un sello distintivo: no sigue la agenda de Buenos Aires, sino que propone sus propias preguntas e intereses estéticos. “Queríamos generar una agenda propia: con invitados e invitadas no sólo de La Plata, sino también del resto del país e incluso de otros países, que vinieran a compartir talleres, charlas, lecturas. Todo eso, sumado a la curaduría editorial, es lo que hace que EDITA sea lo que es”, dice Francisco Magallanes.
Las editoriales grandes y las multinacionales no tienen lugar en EDITA, aunque muchas veces deseen participar. “Esta es una feria de editoriales independientes”, sostienen. “Desde que la feria creció, nos interesó siempre reservar un stand colectivo y gratuito para fanzines de La Plata. Algo similar hicimos con editoriales platenses más chicas que no llegaban a tener stand propio: muchas de ellas, luego de participar en ese espacio colectivo, al año siguiente ya lograron tener su propio lugar”, puntualiza Agustina Magallanes.
Como primicia para Buenos Aires/12, el colectivo confiesa que la fecha de la nueva edición ya está decidida: será el 6 y 7 de diciembre, en la rambla de la avenida 51.
Cualquier argentino sabe que diciembre es un mes complejo: las fiestas, fin de año, la crisis, las asunciones presidenciales. Siempre algo está sucediendo, y EDITA no es la excepción. “Siempre la hacemos en diciembre, pero nunca en la misma fecha. Es un mes particular, y pasan cosas hermosas: en una edición nos tocó un partido de Argentina en el Mundial. Era octavos de final contra Australia. Paramos la feria, lo proyectamos en Baxar —un mercado enorme que se encuentra junto a la feria—, se repartieron cervezas y después el día cerró con una lectura de poetas, mientras atrás la gente festejaba el triunfo. Fue inolvidable”, recuerda Montero.
“En 2023 también tuvimos que cambiar la fecha porque coincidía con la asunción del nuevo presidente. Originalmente iba a ser el 10, pero lo pasamos una semana antes. Fue otra edición muy emotiva, de abrazos, de encuentro, se sentía la tristeza”, continúa.
“EDITA es un espacio que fuimos construyendo colectivamente, junto a editores, editoras e invitados. Para el mundo editorial funciona como un cierre de año, pero también como una excusa para el encuentro. El crecimiento de la feria fue posible, además, gracias al diálogo sostenido con el Museo Pettoruti, el Instituto Cultural y, en el último año, con el área de Cultura de la Municipalidad de La Plata. Ese acompañamiento fue clave para que EDITA pudiera transformarse y seguir creciendo”, concluyen.