La Corte Suprema tiene la balanza de la justicia muy inclinada. El trío que habita en el cuarto piso del Palacio de Justicia –Horacio Rosatti, Carlos Rosenkrantz y Ricardo Lorenzetti– no tiene plazos para pronunciarse. Sin embargo, hay causas a las que puede imprimirle un trámite en tiempo record, como hizo con la condena a Cristina Fernández de Kirchner, y otras a las que puede aplicarle cronoterapia, eufemismo que usaba Carlos Santiago Fayt para referirse al cajoneo de expedientes sensibles.