“Los que tienen deudas no pueden elegir sus destinos”, afirma Hoyos, el apoderado de la dueña de los departamentos que él mismo administra. La frase va dirigida a quien debe meses de expensas, futura víctima de las maniobras que este hombre pone en práctica para favorecerse de la desgracia ajena. El personaje de Hoyos, su secretaria Mecha, y Juan, el vecino deudor, son los protagonistas de El apoderado, sátira escrita por Hugo Barcia, también novelista y periodista. Desde una oficina sin comunicación al exterior, la obra da cuenta de las trampas que urde quien respalda al poder mayor que él representa. Pero también muestra que es posible dar vuelta la taba: “Todos llevamos adentro a alguien diferente que en algún momento sale a la superficie”, alecciona Juan a Mecha, ambos unidos en un acto de venganza. Interpretados por Gonzalo Urtizberea en el papel del inescrupuloso Hoyos, Brenda Fabregat en el rol de su secretaria y Guillermo Aragonés como el consorcista explotado, con dirección de Ariel Zagarese, la obra se presenta los domingos a las 12 en Ítaca Complejo Teatral (Humahuaca 4027). El diseño de escenografía y luces es de Héctor Calmet y el vestuario, de Gabriella Gerdelics.
“Todos mis personajes tienen un anclaje en la realidad”, afirma Barcia en conversación con Página/12. También la propia experiencia le brinda material para la escritura: “Yo sufrí a un Hoyos en forma personal”, aclara el autor, quien comenzó a escribir teatro recién en 2015. En cambio, su interés por la narración ya estaba presente en su infancia, cuando jugaba a inventar, como él mismo define, “historias que no siempre terminaban bien”. Ya luego de leer Los premios, de Julio Cortázar, Barcia supo que quería ser escritor. Todavía adolescente, su primera novela, nunca publicada, ubicó a sus personajes en torno a aquel Operativo Cóndor que promediando los ‘60 había conseguido desviar un avión hacia las islas Malvinas. Más tarde, este escritor declarado en 2023 Personalidad Destacada de la Cultura por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires decidió estudiar periodismo mientras que por las noches aprendía a escribir cables para el diario Crónica.
Cuenta Barcia que la siguiente novela que escribió fue leída y aprobada por el mismísimo Ernesto Sábato (“primero la leyó Matilde, su mujer, quien debe haber oficiado de filtro”, aclara el escritor) Pero al no conseguir su publicación, Barcia se autoimpuso “un silencio atroz de años, porque a temprana edad los fracasos son totales”. Desde entonces enfocado exclusivamente a su labor periodística, fue después de superar un problema de salud que en un mismo año escribió dos novelas -El dragón del sur y Las sombras cardinales de Porfirio- que sí encontraron editor. De sus 14 obras de teatro, la mayoría todavía no estrenada, se destacan Camille, la maldita, monólogo que estrenó Zuleika Esnal en 2022 con dirección de Manuel Callau, obra que este año será objeto de diversas puestas en el país. Y El empréstito, pieza ligada a procesos sociales previos al surgimiento del peronismo: “Allí se habla de la verdadera riqueza que es la que proviene del trabajo y no de la especulación financiera”, analiza el autor.
-¿Cómo se comienza a escribir una obra?
-Siempre hay una impronta mía en cada personaje y todos tienen un anclaje en la realidad. Distingo dos pasiones que se me ponen en juego al escribir: el amor o el odio.
-Hablar de odio en una época plagada de discursos de odio amerita alguna aclaración…
-Hablo de un odio que va a servirme para intentar una obra de arte y no una obra de terror: todos podemos sentir odio, es una pasión válida para cualquiera. Pero no cualquiera por odio recorta el sueldo a los jubilados o decide paritarias cero.
-Algo que haría el propio Hoyos…
-Hoyos representa la miseria humana que vive de los demás. Algo que está naturalizado, instalado en la sociedad que siempre termina aceptando prácticas corruptas. El poder externo está representado por la dueña (un personaje que no sale a escena) y Hoyos es el administrador del poder real que ella representa. Juan puede cambiar de manera consciente, precisamente por el odio que siente por Hoyos.
-¿Cómo es que Mecha cae en las redes de este personaje siniestro?
-Mecha es el producto de esta época despiadada. Al quedarse sin trabajo, se le desarma la vida, y Hoyos le soluciona sus problemas, aunque la captura y esclaviza. Ella se enamora de su captor, como pasa en el Síndrome de Estocolmo, una reacción humana que también podemos encontrar cuando la sociedad vota a un entregador. Porque yo creo que el que votó a Milei está en la misma situación de Mecha.