“Queríamos que los pibes que van a ver bandas de rock vinieran a ver danza”, explican desde Banal, el colectivo de danza y artes escénicas nacido en Mar del Plata producto de la alianza de Catalina Sánchez Palacios y María Elías MonserratDespués de años de acumular experiencia dentro del campo, las bailarinas decidieron tomar el toro por las astas y crear su propio proyecto, uno que fuera capaz de responder las preguntas que se hacían en torno a su disciplina, lo coreográfico y el modo en que una compañía puede realizar un producto de calidad estética sin descuidar la calidad humana.

“Banal surgió del deseo de crear un espacio más seguro para la danza. Una de las primeras cosas que nos planteamos fue que queríamos un espacio horizontal en el diálogo y en la comunicación, donde no hubiera violencia. Escribimos un pequeño estatuto sobre cómo íbamos a comunicarnos y lo firmamos todos. También definimos que trabajaríamos por proyectos: no queríamos una compañía estable e infinita, sino que cada quien pudiera sumarse a un proyecto puntual, hacer una temporada, una gira, lo que se haya pautado, y que al terminar se cierre ese ciclo. Si alguien quiere volver a participar en el siguiente proyecto, buenísimo; y si no, también está bien. No hay rencores. Eso fue algo importante desde el comienzo”, explica Sánchez Palacios al recordar los inicios del colectivo.

Las bailarinas se conocieron a los ocho años danzando. Años después, ambas se recibieron de la Tecnicatura en Danza Clásica y Contemporánea de la Escuela Municipal de Danzas Norma Fontenla. Pero la combinación de saberes es el diferencial del colectivo, ya que desde un comienzo tomaron la decisión de darle el mismo valor a la imagen que a la especificidad coreográfica. Sánchez Palacios cursa la Maestría en Tendencias Contemporáneas de la UNA, mientras que Elías Monserrat es fotógrafa y técnica en diseño gráfico, carrera que estudió en la Escuela de Artes Visuales Martín A. Malharro. “Sentíamos que lo que le faltaba a la danza, o al menos al ambiente marplatense de la danza en ese momento era una imagen potente. El aspecto coreográfico estaba muy trabajado, pero notábamos cierta tendencia en descuidar lo demás. Así que propusimos que esas dos mitades fueran igual de importantes”, puntualiza Sánchez Palacios.

Tras tomar esta decisión, realizaron una convocatoria para buscar escenógrafo y así fue como llegó Luciano Lomastro, diseñador de interiores y artista visual que recientemente se había mudado a Mar del Plata para trabajar como montajista en el Museo MAR. Al grupo se unieron el músico Rubén Montoya y la contadora Florencia Sterponi.

En la obra "Me incomodan los recuerdos y no quiero que me despidan".


Sobre los proyectos anteriores y la última creación

“¿Has vivido?” fue la primera obra del colectivo, que estrenaron en el año 2021. Sánchez Palacio y Elías Monserrat se encargaron de la dirección coreográfica y la dirección de arte respectivamente, y a ellas se sumaron ocho intérpretes. Hubo música en vivo de Rubén Montoya, y el trabajo estuvo atravesado por diferentes poemas. La obra problematizó el ciclo de la vida: nacer, crecer, morir. “Creo que fuimos bastante inteligentes en la producción, porque enseguida empezamos a mover la obra. Apareció una pequeña visibilidad en la escena porteña, que fue muy importante para que aparecieran otras cosas. Buenos Aires tiene esos mecanismos de legitimación, entonces, llegar a esa escena nos abrió algunas puertas. Desde ahí, fuimos varias veces a distintos festivales. Creo que a partir de esa experiencia pensamos: ‘esto es posible’. Y también: ‘¿por qué no invitamos a artistas a Mar del Plata?’ Así empezó a generarse una red de colaboración”, recuerda Sánchez Palacios.

Después llegó “Gratificación instantánea”, una performance participativa que estrenaron frente al Museo MAR, un domingo a las 8 de la mañana. “Vinieron veinticinco personas. Invitábamos al público a venir listo para correr. En esa obra trabajamos la relación con el tiempo, la velocidad, la espera. Había un poema-dispositivo que funcionaba como consigna, y desde ahí se disparaba la experiencia. ‘Gratificación’... también giró: estuvimos en Santa Rosa, en Buenos Aires, gracias al premio de Ciudanza, fue muy hermoso”, explica la coreógrafa.

“María y yo teníamos muchas ganas de volver a bailar. Veníamos dirigiendo y no bailando, y extrañábamos el escenario. Así fue que creamos una obra para nosotras: un dúo llamado ‘Todo lo que nos rompió el corazón', dice Sánchez Palacios. “Lo más interesante de ese trabajo fue el proceso de composición: hice una lista de ochenta preguntas, y nos juntamos a responderlas entre mates y birras. Ensayábamos en el garage de mi casa. La obra ocupaba poco espacio, y la fuimos construyendo a partir de esas preguntas. A cada respuesta le asignamos un gesto. Yo había armado una lista de reglas del juego, por ejemplo, ‘esta pregunta se responde así, esta se baila de tal forma’. Fue muy importante darnos cuenta de que no estábamos creando solo una coreografía, sino un dispositivo coreográfico. Es decir, algo que otras personas pueden tomar y versionar. Ese dúo lo podrían hacer dos personas distintas, con sus propias respuestas, y el resultado sería otro, una especie de ‘todo lo que les rompió el corazón’ pero a esas personas”, reflexiona sobre la obra que les permitió la gira más amplia, que involucró a Santa Fe, La Pampa, Córdoba, CABA, La Plata y Bahía Blanca.

Después de esa experiencia, el dúo volvió a enfocarse en la dirección. Convocaron a treinta bailarines y a LVZPARÍS, una banda de rock marplatense con más de veinticinco años de trayectoria. “Teníamos esta idea medio delirante de ver danza contemporánea y una banda de rock en vivo en el mismo escenario. Presentamos el proyecto en el Teatro Auditorium, Centro Provincial de las Artes, y fue aceptado. Eso nos ayudó mucho, porque ensayar con semejante elenco era muy difícil de sostener sin apoyo”, explica Sánchez Palacios sobre el proyecto estrenado en agosto del 2024.

“Y ahora estamos con un nuevo trabajo, en colaboración con Victoria Hidalgo, bailarina marplatense y una de las fundadoras de la Compañía Nacional de Danza Contemporánea. Ella nos propone un seguimiento muy interesante, con mucho material teórico. Nos comparte textos, imágenes, referencias que van nutriendo el imaginario. Estamos trabajando desde la improvisación, y está siendo una experiencia muy nutritiva. Va a ser una obra performática que también va a tener una dimensión instalativa, pero no puedo spoilear mucho más… Solo que se estrena en septiembre”, adelanta con expectativa la bailarina.

El colectivo se propuso, además, un trabajo de educación cultural: formar al público marplatense en la expectación de propuestas escénicas, fenómeno no tan común en la ciudad como sí lo es ir a ver bandas o ir al cine. “Queríamos que los pibes que iban a ver bandas de rock se acercaran a la danza. Así que apuntamos a los estudiantes de las escuelas de arte de Mar del Plata. Y funcionó: en el estreno de la primera obra, yo estaba en la cabina de luces y vi entrar a un pibe con el pelo azul, otro con un skate bajo el brazo, y pensé: ‘¡sí! estos pibes están entrando al Auditorium por primera vez’. No es común. Y estaban fascinados. Eso también es un trabajo educativo, en alguna medida. El año pasado fui a un congreso en Buenos Aires de la Dance Studies Association, donde presenté un texto que escribí sobre nuestra última obra. Allí relacioné la obra con la dinámica migratoria de Mar del Plata, históricamente la ciudad con más desempleo del país, y cómo eso nos atraviesa como artistas: Mar del Plata es exportadora de artistas, muchísimos se van porque acá no se puede vivir del arte”, apunta Sánchez Palacios.

Pero Banal decidió quedarse. “Nos preguntan mucho: ¿por qué no se van a Buenos Aires? Y la verdad es que queremos construir desde acá. Queremos que la gente tenga ganas de venir a ver lo que hacemos. Nosotras vamos siempre a Buenos Aires a ver teatro. ¿Por qué no puede pasar al revés? ¿Por qué no venir a Mar del Plata un fin de semana, ver una obra nuestra y de paso ir a la playa?, eso también es parte del proyecto”, concluye la bailarina con una sonrisa.